domingo, 19 de octubre de 2008
LXVIII
Por hoy le dije adiós al triste anciano que hay en mí. Hace tanto tiempo no sentía esa desubicación temporal, al terminar la noche y volver a casa, cuando los potros del hipódromo ya se encuentran en pleno entrenmiento. Pocos travestis quedan ya, mostrando las cachas por los bosques de Palermo, índice sold out a la noche. No había realmente más nada que hacer. Y ahora estoy en casa, esucuchando mi propio Spaghetti del Rock que ya compartiré, tomando un café caliente, y por irme a la cama con bastante menos en la cabeza que con lo que me levanté. Feliz Domingo para todos, feliz día de la madre, para todas.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
8:02
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