jueves, 19 de julio de 2012

Nicasio

–Nada más quería preguntarte si necesitabas algo; está haciendo mucho frío.

–No, gracias. Por suerte, tengo todo lo que necesito –respondió.

Así conocí esta noche a un colega de este efímero punto de existencia a través de la vida, de vuelta a casa desde el fútbol de cada miércoles. Nicasio es un tipo de unos sesenta y tantos que vive en la calle. Nicasio no eligió vivir en la calle, pero vive en la calle. Siempre que pasaba frente a esa enorme vidriera llena de muebles y lo veía armando su hogar de cada noche en el portón de al lado, sentía algo extraño. Como una mezcla de imagen fotográfica contrastante y algo de asco por lo explícito de la miseria.

Porque como dice Caparrós, hay una gran diferencia entre la pobreza y la miseria. La pobreza se vive en ausencia de bienes vitales, en un contexto en las mismas condiciones. Todo es pobreza. El aire es pobreza. Níger, el país más pobre del mundo de acuerdo a varios índices de la ONU, vive pobreza. Buenos Aires, donde el Sheraton linda con la Villa 31 encarna la miseria. La miseria planificada. La sociedad de consumo cagándosele de risa en la cara a lo que, en otras condiciones hubiese sido pobreza. Por eso la miseria es violenta.

Aún así, viviendo en la miseria, Nicasio no es un miserable. Lejos está de serlo. La miseria se la adosaron, y él tiene muy claro quién:

“Uno quiere adquirir un bien que cumple una función social, como la vivienda. Pero para hacerlo tiene que cambiar la unidad de valor por la que trabaja, pagando seis veces más, ¿o son diez?, para comprar otra unidad de valor distinta y recién ahí acceder al bien. Y ahí te vuelven a estafar. Es el sistema usurero. Construye quien tiene plata, el que tiene plata le compra y el que tiene plata te alquila", dice y concluye fulminante: "El sistema usurero le arrebató la función social a la vivienda”.

Nicasio agradece la hospitalidad y buen trato de los vecinos. “Nadie molesta”, dice, en una lamentable demostración de que el respeto parece ser la excepción a la regla. “Siempre hay alguno que otro… pero andá, seguro tenés muchas cosas que hacer”, se preocupa. Pero no. No tenía nada que hacer. Yo también tenía todo lo que necesitaba; al menos en ese instante.

Charlamos un rato más y me confesó que a quien se le acerca, intenta contarle la realidad de quienes viven en la calle. Cerró los ojos unos segundos y se metió de lleno en algún resquicio de su pasado:

“Yo tuve un problema de herencia. Mi madre tenía tres trabajos, era costurera, ayudaba a mi padre en la construcción y hacía los deberes domésticos. Murió cuando yo era muy chico, y entonces vino otra… Mi padre armo otra familia, ¿viste como es esto, no? Y vino gente buena, que ayudó. Otra no, y se quedó con todo”.

En no más que un instante, Nicasio quedó afuera de sus cuatro paredes, y afuera también quedó de su familia. Al menos de la que lo traicionó. Sin embargo es importante destacar que la familia le falló, no lo dejó en la calle. La calle es consecuencia de algo más grande que no lo amparó, que eligió excluirlo. Ese algo que él reconoce y llama el “sistema usurero”.

Me despido y me repregunta por cuarta vez mi nombre. Mauro le digo, y después de varias veces en las que intenta un Mauricio que no me alegra por asociación, decido dar vuelta la ecuación: “Acordátelo por Mauricio Macri, pero pensá para el otro lado, acordate que así no es, en ningún sentido”, intento sin suerte buscar una línea creativa de pensamiento lateral y a su vez sacarle una sonrisa. Como con una carcajada de ironía estrechó mi mano y largó: “Ese es el peor usurero que tenemos”.


lunes, 16 de julio de 2012

Qué es y cómo opera el "grupo ambiental" kirchnerista


Te voy a contar algo que no puedo contarte en otro lado. Te lo cuento acá, en mi buhardilla personal, en mi escondite virtual, porque el mundo es muy hostil allá afuera. Muy intolerante.

Hace un tiempo, se ha constituido en Facebook un engendro discursivo de política nacionalista con proclama medio ambiental que busca posicionarse como la secretaría de activismo ambiental de La Cámpora en el universo online*. Este grupo de gente capaz y militante de fuego en las filas kirchneristas se autoproclamó “Grupo Ambiental Nacional y Popular” (GANAP).

Liderada por empleados de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Social, cartera a cargo de Juan José Mussi, tuvieron desde sus inicios una clara estrategia ofensiva y de división del movimiento ambiental vernáculo.  Comenzaron el testeo de lo que hoy se ha convertido en el caballito de batalla antioenegé del aparato propagandístico ultra-oficialista, atacando principalmente a las organizaciones internacionalistas por obedecer –según proclama el GANAP– “intereses extranjeros” y “atentar contra el desarrollo nacional”. Para decirlo en criollo, se las rotula como cipayas.

Desde su cuartel en Facebook y sus réplicas de guerrilla en Twitter lograron una base de fieles seguidores que volcaron luego a un Blogspot que les queda grande (sólo nueve entradas entre 2011 y 2012). Por la naturaleza de sus ataques, la red de Mark Zuckerberg sigue siendo su punto fuerte. Desde allí publicitan terca y constantemente en los sitios de otras organizaciones, criticándolas por sus acciones y fomentando la división del público participante –qué útil y rico sería si no difundiesen información falsa o manoseada. Sin embargo, aunque es una lástima tener que celebrarlo, por lo obvio que debería ser, aún en la práctica de la desinformación, nadie los censura. Me veo en la obligación de contártelo y celebrarlo porque yo he sido víctima de censuras en su sitio, motivo por el cual abandoné la intentona del razonamiento en su portal.

En esa estrategia ofensiva antioenegé, Greenpeace, la organización ambiental e independiente más grande del mundo, se constituyó como el target número uno. Será tal vez que están enojados por las críticas de la organización a la brillante –por su ausencia– política ambiental del Gobierno Nacional, como el reclamo para que no construya nuevas plantas térmicas de carbón, el veto a la Ley de Glaciares original y la complicidad en el incumplimiento de la sancionada en 2010, por el irracional y depredador Plan Estratégico Agroalimentario que arrasará con miles de hectáreas de bosques nativos, por la falta de implementación de la Ley de Bosques, la falta de política energética que llevó al país a convertirse en deficitario por primera vez en la historia de su balance energético, y la expansión de la energía atómica en el país. Pongo un punto para que respires, pero podría seguir. Digamos, etcétera.

"Adbuster" del GANAP criticando a Greenpeace.


Lo llamativo, aún más allá de las críticas a organizaciones de trayectoria y evidente independencia tanto política como económica, es que desde una postura ambiental defienden lo indefendible. El GANAP milita por el avance de la megaminería, la soja transgénica y los agrotóxicos, el avance de la frontera agropecuaria y la expansión atómica en el país. Criticaron la Ley de Glaciares al mismo tiempo que Barrick Gold. Reivindican el fantástico mensaje ambiental de Perón del ’72 faltándole el respeto de cuajo a las palabras de su mentor, alabando al mismo tiempo las ventajas del sistema extractivo y el statu quo. Para justificarse, dicen que toda esa depredación debe ser hecha en forma “sustentable”. Épico.

El GANAP cae en el mismo cliché en el que cae Mauricio Macri al hablar de Ciudad Verde sin haber siquiera implementado una Ley que el PRO votó en 2007, como es la Ley de Basura Cero. El grupo levanta banderas de “sustentabilidad” al mismo nivel que el Jefe de Gobierno porteño se considera “verde”. El término greenwashing, acuñado por el ecologista neoyorquino Jay Westervelt, da cabida a todos y todas. Gobiernos y militantes; izquierdas y derechas.

La diferencia sustancial, es que el GANAP ataca decididamente el involucramiento público y la actividad social sin religión política. El GANAP cuestiona y milita en contra de la independencia. Eso, junto a la desinformación y la fragmentación, es lo más grave. Cada avance social de trascendencia en la historia se alcanzó por la actividad inquebrantable y sin filiación directa de la sociedad civil cansada de los atropellos. Así se alcanzaron importantes avances, como, por decir algo, la abolición de la esclavitud, la salida del apartheid o el inicio en la necesaria conquista a escala global de derechos igualitarios para los homosexuales.

Voy a ahorrarme contarte aquí qué pasó cuando el pueblo se alineó ciegamente detrás de un carismático líder que proponía el nacionalismo a ultranza para desplegar el socialismo interior. La independencia y el pensamiento crítico es el camino a una sociedad más libre y justa; y a no repetir los errores del pasado.

Para no aburrirte, no voy a seguir mucho más. Sin embargo, no quiero dejar de pedirte que analices y puedas diferenciar una militancia ciega de adoración al poder de unos pocos, con la independencia de los muchos que construyen ideas propias en base a hechos fácticos, sin adoraciones sino convicciones puntuales, como es en este caso la preservación de la ecología y la vida del hombre sobre la Tierra.

La división del movimiento ambiental de la Argentina perpetrado por asalariados directos del Gobierno Nacional es algo que me preocupa, y mucho.  Por eso decidí sacarme, de una vez por todas, una espina que hace rato me venía molestando y tenía que expulsar. Tenía que contarte mi versión de la historia.

Te agradezco, y mucho, si llegaste hasta acá. Por mi parte, me voy escuchando a Víctor Hugo en la radio, que refuerza la necesidad del despliegue de entidades con el grado de independencia de Greenpeace, para enfrentar a gobiernos y corporaciones sin condicionamientos (podés escucharlo acá). Al momento que publico esta entrada, vuelvo a mi posición de indiferencia hacia un grupo virtual que tiene como único fin la fragmentación social y la perpetración del constante crimen ambiental que ejecuta como política el Gobierno Nacional.  Gracias por acompañarme en esta catarsis.

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Actualización 16/7/12, 10:30hs. Comparto una excelente nota que me recordaron mis amigos de Comunicación Ambiental al respecto de uno de los más lamentables horrores del GANAP: la tergiversación del asesinato de Cristian Ferreyra -campesino del MOCASE-, al culpar del homicidio a otro miembro del movimiento e indultando de facto al agronegocio y sus mercenarios: http://www.comambiental.com.ar/2011/11/la-cobertura-oficialista-del-asesinato.html

* Actualización 18/7/12, 16:45hs. Me contactaron militantes de La Cámpora aclarando que el GANAP no tiene nada que ver con ellos, ni conocen a sus líderes. Si bien me solicitaron que elimine el nombre de "La Cámpora" de la entrada para que no se la relacione con el grupo, no creo necesario hacerlo ya que simplemente menciono la intención del GANAP de "buscar posicionarse como" una agrupación de alto perfil público en materia ambiental, dentro del arco kirchnerista. Era necesario hacer esta aclaración para no manchar el nombre de una agrupación que, por lo que me indican, no tendría relación alguna con el GANAP.