lunes, 30 de noviembre de 2009

CDI: Ir por adentro, ir por afuera

Acabo de leer un comentario de un cumpa que rezaba la verdad tantas veces repetida de que con un Estado ausente, absolutamente todo es posible, incluso teniendo las mejores leyes. La Ley, el mandato absurdo de una democracia que no sabe regirse por ella, sino por el miedo. De una democracia que asusta e intimida por portación de rostro o por intransigente, pero a sí misma se vanagloria de Reina Madre, absoluta, justa y representativa. El dinero, como medio de hacer más -y mejor-, o como método de lucha: otra variable, jamás decisiva. El rol del tercer sector en la transformación de una realidad absoluta es necesario e ingerente, gracias a él podemos acercarnos a conocer -al menos de lejos- la palabra justicia o igualdad. Pero siendo parte institucionalizada de la máquina, difícilmente la quiebre más que no sea por su conveniencia individual. Es necesario generar por fuera, animarse a soltar el bolígrafo un segundo y empezar a escribir ideas nuevas con la otra mano. 

CD: Prefacio de un final esperado

Mientras aprendía estructuras de números romanos, rezaba que se tiña de sal mi diciembre de Uruguay. Que el charco quede corto y Colonia sea cápsula perfecta para un viaje al futuro. Siempre me cuestan las lucecitas de navidad, esas que desde su pequeñez anuncian la llegada de unas fiestas manchadas de ollín y fuego. Pero este año que termina es un placer, le estrecho la mano y lo invito al olvido. Gracias doy, más no al corriente, sino al tesón inquebrantable de las ecuaciones no resueltas. Esas que en el correr de los días encontraron, taciturnas, una leve brisa para respirar. 2010, bienvenida de gitanas y adivinas, de las cartas sobre la mesa, de la ausencia de certezas.

domingo, 29 de noviembre de 2009

CCCXCIX: Historias

Ligan las cuerdas de acero de esa guitarra cínica y dolorida. Embarca el navío perdido de Nunca Jamás con negro pañuelo, cómplice de sus travesías. Una mirada al pasado, la tabla tendida, el puente esperando. Tanta sal que curase sus heridas, tanto naufragio en tierra firme. Entre las cuerdas de acero, los cuentos soñados y las hadas en sus páginas, las villanías de aquel tirano y sedentario lado oscuro, eternas enemigas del pirata incansable. Vuelos sin alas, pólvora de rosas. Historias de alquimia vivencial. Oxímoron probado, sonrisa vengadora ante el rostro pútrido de lo tautológico. Vuela la ceniza de nuestros caídos, regalando sus plegarias. Que el niño nunca crezca, que el náufrago no haga puerto. Que no alcancen los finales felices. Que la historia se escriba en presente.

viernes, 27 de noviembre de 2009

CCCXCVIII: City Tour (¿11?)

No. Siempre me dolieron los finales abiertos, pero aprendí a imaginarlos. A que la historia estará preescrita, pero no en este mundo; no en mi mundo. Hoy triunfa el desafío de Paloma, que se animó a ponerle un final a un cuento tan ajeno como propio. Una Paloma que lo hizo carne, y vivió una experiencia interna viéndose de afuera y no cerrando la puerta. Para ella, el regalo de mi final, como un saldo de cuentas que no llegó como se esperaba, sino como nadie dictó. Para ella el cierre preciso y perfecto. Para aquel que su inquietud no le dicte conocerlo, será cuestión de esperar a que en algún momento, el cuento se publique íntegro. Para el inquisidor, basta un pedido. Gracias y hasta la próxima!

jueves, 26 de noviembre de 2009

CCCXCVII: Vuelo

CCCXCVI: City Tour (10)

Avergonzado de sus silencios y su torpeza, Víctor sólo pudo volver a imantarse a la ventana, dejar caer el rocío de su cobardía por la mejilla derecha, y resignarse a la incesante repetición de sus errores. Pero no, no esta vez. Esta vez era distinto, y el puente estaba tendido, él lo presentía, confiaba, pero no tenía el valor. Tomó coraje y cerró los ojos, preparando la artillería de flores y los más dulces poemas jamás soñados, cada adjetivo perfecto, cada gesto. Y al cerrar los ojos se supo capaz de comenzar por preguntarle su nombre, seguir bromeando sobre su timidez y terminar de escribir el libro de sus vidas en la órbita de un astro compartido. Era ahora o nunca, el horizonte y sus puestas del sol, los puentes y la alevosía de su sonrisa para enamorarlo. Lo sabía y confió. Giro súbitamente su rostro y al abrir los ojos (...)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

CCCXCV: Impasse del City Tour (NdeR)

No quiero. No, me niego a publicar la entrada que correspondería hoy a City Tour, a ese bang bang que es el punto final en el pecho de Víctor. Esa húmeda y cruel caída al baboso asfalto del empedrado. Lo quiero allí, hilvanado entre sus labios en un abrazo inquebrantable hasta el primer destello del alba. Y si soñaste tanto como él, si alguna vez viviste el deja vú más parecido al amor y se te escurre por los dedos, si sabés que el palo a la cabeza viene certero y contundente, despertá! Despertá y animate, no la dejes ir. Víctor, por favor, no la dejes ir...

martes, 24 de noviembre de 2009

CCCXCIV: City Tour (9)

Tras el golpe, Víctor viró su mirada y la encontró hablándole, tendiendo un puente entre ellos que el importunio de un rapto de torpeza al girar la página había forjado y ya nada podría romper. Sus miradas se cruzaron hasta el amanecer, se acariciaron, se entregaron y se soñaron vivas esquivando solitarias pesadillas. Las estrellas comenzaron a caer, las luces de Buenos Aires se extinguieron como la exhalación póstuma del alma mientras la luna llena iluminaba el Edén de su abrazo. Destellos fulgiendo sobre sus rostros, el viento elevaba sus cabellos y la nuca débil que les hacía de sostén, se arqueaba entregándose a sus besos. La entrega absoluta, desfachatada, real e impertinente. Todo fue perfecto hasta aquella frenada repentina que le golpeó la cabeza contra el caño de la puerta y lo hizo caer a la realidad.

lunes, 23 de noviembre de 2009

CCCXCIII: City Tour (8)

Del morral que pendía de su hombro, sacó un libro de poesía, de tapa barroca y artesanal. Se entregó al mundo de sus páginas ya amarillas de contar historias y romper corazones, y con una leve sonrisa dibujada, se escapó hacia otros veranos. Pasaban cuadras, paradas, pasajeros. Pasaba el tiempo y su compañía inigualable, y no había forma de despegarla de su libro que, claro, él no había visto. Con la mirada clavada en el afuera –que no era otra cosa que su miedo más profundo-, juntaba valor a cuentagotas y rompía el dique con cada pensamiento de rechazo. Mientras el retrovisor olvidaba la intersección de Bolivia y Juan B Justo, Víctor sintió un codazo en las costillas que lo hizo estremecer. La risita inocente apenas emitió sonido, casi al mismo tiempo que su voz de niña eterna, con el vibratto etéreo de sus sagradas cuerdas vocales, dijo: “Disculpame, siempre tan bruta”.

domingo, 22 de noviembre de 2009

CCCXCII: City Tour (7)

Su sueño eterno venía caminando con determinación hacia él, y no vacilaba en un solo paso. La miró a los ojos, volvió a tragar saliva lubricando vanamente las palabras que jamás diría y bajó la cabeza corriéndose como imantado hacia la ventana, soplando el castillo de naipes que su mente ya había construído. Su mundo entero padeció un fusilamiento hostil. La cobardía, eterna verduga de cada uno de sus entierros, se enaltecía y clamaba por más poder desde su indiscutido rol de mando. Por más que lo intentase con todas sus fuerzas, era imposible para Víctor girar la cabeza –o siquiera sus ojos- sólo cuarentaicinco grados a la izquierda. Nada pedía, nada esperaba, más que inmortalizar ese perfil en su retina, observar cada dulce recoveco de sus oídos, la longitud precisa de sus pestañas, el ángulo de su olfato o el diámetro de su barbilla. No había caso. A fin de cuentas, el consuelo habitaba en ese mínimo detalle, no fuera a enfrentar sus verdaderos anhelos. ¿Cómo se le ocurriría jamás a un hombre soñarse durmiendo entre el volumen perfecto de sus labios, o perdiéndose en la profundidad de sus ojos de miel? No tendría el tupé.

sábado, 21 de noviembre de 2009

CCCXCI: City Tour (6)

Divisó esa fila de cinco que da punto final a la masa de voluntades transportadas con rumbo fijo y recorrido establecido, y hacia allí se dirigió con un andar que oscilaba entre lo principesco y un vuelo de hadas. Víctor, atónito, la observaba como el reo liberado que vislumbra una puesta del sol tan mágica como olvidada. La miraba, perdido en sus caderas inquietas que parecían liderar una danza chamánica y lisérgica, mientras sus sentidos bailaban de emoción. Bailaba el corazón en llamas, los puños apretados, el impiadoso bajo vientre tan promiscuo en el amor. Bailaba el futuro sobre la cornisa de lo próximo y alcanzable, de la valentía que requiere entregarse al propio destino. Bailaban las estrellas y el azul del cielo; bailó el pasado escurriendo las nubes de otros tiempos por sus pestañas.

CCCXC: Vinagre & Rosas

Lloraba el cielo de una tarde gris y portuaria, mientras un verso en sincero español abría la cápsula del tiempo como quien abre un álbum de fotos en los cumpleaños de sus muertes. Perro sucio e inquieto, a los pies de la mesa mirando a su compañero, extrañándolo de antemano, suplicando desde la profundidad de su triste mirada que jamás lo dejara solo. Destellos de otros tiempos, extinguiendo una nueva especie sobre la faz de la tierra, ante el advenimiento hostil de las cumbres decisivas. Las ganas esquizofrénicas de jugar con sus uñas, de besar su mejilla hasta el ahogo y la súplica del aire impío de los días corrientes. La banda de sonido de un Atilio que emula, como nosotros, que la vida no es más que una obra de teatro en la que la sangre no es fabricada tras bambalinas.

CCCIXC: G#

La caprichosa palpitación que persiste desde aquel mayo feroz que inundó las sábanas, condenando a un vil naufragio a nuestros sueños, sigue imperceptiblemente vigente. Toda certeza quedó enclaustrada en el sinfin de los interrogantes, y cada respuesta en uno más. El estoicismo de la relación quebrantada por la fuerza, de las camas separadas que son vías sin retorno de un tren definitivo, de las pestañas hilvanadas. La melodía del después hace trinchera sobre la línea segunda, Sol sostenido afinado hasta en sus silencios. Medio año de soledad, la compañía más precisa. Bendito seas, Gabriel García, de haberla vindicado secularmente junto a tu nombre en el papel. Bendito el tiempo, más no la forma de nuestra compañía. 

jueves, 19 de noviembre de 2009

CCCLXXXVIII: Hurto madrileño

"Recordando las noches en tus calles adoquinadas emulo al bueno de Cohen, como un pájaro malherido temblando sobre la rama; el humo en el piano de Norah Jones y su leve mirada estrábica, como una tenue cortina, oculta la luz de un nuevo día que llega demasiado pronto; América Latina tiembla en un bombo legüero con la madre-tierra que llora la marcha de La Negra, que deshace los espejismos; el son alegre repiqueteando en el tres, canta en el malecón de La Habana en una noche eterna de ron y revoluciones."

Ismael Serrano

CCCLXXXVII: Dulce e inesperada historia de amor

Había una vez dos similares que nacieron en tiempos diferentes, en lugares distantes. Vidas enteras caminaron sin encontrarse, y el dharma del destino los unió para que pudieran reconocerse completos, de una vez. Los vaivenes de la vida, los enfrentaron con cantidades de accidentes, crisis, oportunidades... Estóicos sorteaban el destino con la insolencia de quien nunca leyó siquiera las reglas. Y no por rebeldía, sino por falta de necesidad. Los látigos que los constituyeron con la fortaleza de los esclavos, y el saberse parte de esa historia preescrita, trazó caminos en un mapa que nadie más que sus almas, jamás conoció. Y así de simple y breve, hoy pudieron conocer una auténtica historia de amor.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

CCCLXXXVI: INTENSO

CCCLXXXV: ¿De qué?

¿De qué huye aquel que huye? El que huye al sur, el que huye al norte. ¿De qué escapa aquel que escapa? El que escapa hacia altamar, el que escapa hacia el olvido. ¿De qué se esconde el que se esconde? El que se esconde en sí mismo, el que se esconde en lo externo. ¿De qué se refugia el refugiado? El que se refugia en la seguridad del pasado, el que lo hace en la sublimación del futuro. ¿De qué? ¿Qué importa saber por qué, sino quizás de qué, para no seguir chocando siempre contra la misma pared?

martes, 17 de noviembre de 2009

CCCLXXXIV: City Tour (5)

Todo parecía adquirir una nueva dimensión; hasta el chofer que minutos atrás había maldecido con furia a una anciana que tardó en subir sus patitas trajinadas al bus -a esa misma que ahora seguramente lo había olvidado e invertía sus segundos en la minuciosa lectura del folleto de la óptica-, ahora sonreía con labios arqueados de amor. Ella, ya habiendo tomado el boleto, lo colocaba lentamente entre sus labios, acariciando con el papel la ternura de su comisura izquierda, mientras guardaba el vuelto en la billetera. Nadie será capaz de explicar por qué entre tantas ventanas libres y asientos solitarios, eligió descansar su divina humanidad junto a nuestro protagonista. Sería tal vez demasiado obvio que el único asiento libre fuese el contiguo a Víctor, por lo que entre la obscenidad de lo tradicional, como teniendo el futuro en sus manos, eligió regalarnos una historia.

CCCLXXXIII: El amor a lo desconocido

"Lo que espero por encima de todo, es que entiendas lo que quiero decir cuando te digo que, aunque no te conozco, y aunque yo nunca podré conocerte, reír contigo, llorar contigo, o besarte; yo te amo, con todo mi corazón."

Valerie

CCCLXXXII: Incidencia

Amo incidir indirectamente, de refilón al menos, en una elección como esa; el normal crecimiento, la formación. Amo haber quebrantado lo insensatamente prohibido; de haberme atrevido sólo a lo que un hombre es capaz de atreverse -nadie se atreve a más-, al desafío de amarte sin importar cómos, cuándos ni cuántos. De cada segundo, cada respiro, esa arena. De la sal inmiscuyéndose irreverente en unas dulces páginas de febrero. El Guevara más oculto, en el motor de nuestra revolución, pero sin la boina encastrada, sin disfraces. Amo mi incidencia en tus reacciones, casi tanto como la tuya en mis acciones. La que disueña un razgo tal vez eterno con su nombre en tu muñeca. Tus labios tan míos, las mañanas de cápsulas eternas, los errores. Amo cada uno de nuestros errores, porque fueron auténticos y no hay verdad que los revierta. Amo las llamadas oportunas y las respuestas inesperadas. La preciosa incidencia que tiene mi gris sobre tu sepia antiguo, y viceversa.

CCCLXXXI: ¿Qué andarás haciendo ahora?

lunes, 16 de noviembre de 2009

CCCLXXX: Berni y el arte

"El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones."

Antonio Berni

CCCLXXIX: Peter Darling


No entendía. Imposible descifrar si me había equivocado con aquel veredicto y no era yo el Niño Perdido, sino ella. Si era el Peter que buscábamos en el amanecer -a la derecha de la segunda estrella-, o la Wendy de la ventana, expectante y soñadora, aunque real. Hoy me fue más claro. Ni Pan ni Darling. Siquiera la celosa Tink. Algo de cada uno, en cada momento y en cada ocasión. Porque la Verdad, encasillarnos en un personaje, sería demasiado obvio. Cosa de grandes.

domingo, 15 de noviembre de 2009

CCCLXXVIII: El circo de un Armani manchado

Tienen delegados los escuadrones de la muerte. Tristes cadetes vestidos de negro políester rayado y zapatos brillantes, hábiles timoneles que naufragan el movedizo barro de la historia. Gordas sombras que se pierden entre los lujos de la ciudad, se eximen de culpa en cobardes huídas etéreas, mientras su alevosía encubre la tenencia de los hilos de la mayor historieta jamás escrita. Complicidad y groseras carcajadas aristocráticas fluyen por la alquimia de la percepción del hombre común -el tonto de la película-, quien señala con odio vil a aquel triste delegado que ya encarnó su rol como propio. Grandes actores. Estrellas del magno circo de la lujuria, corbatas corporativas a los pies de la cama de una triste prostituta y el Armani manchado de excesos. 

CCCLXXVII: Atrapados en Azul

Siga regalándose comas, siga escribiendo la biografía de su vida más allá del exilio cruel del sentir más profundo. Mátese a besos con la muerte y déjela tirada, cansada, enamorada. Tanto que siempre quiera volver a golpearle la puerta. Y de tanto en tanto, déjela entrar; disfrútela en la cornisa de la existencia; sienta en ausencia y vuelva a sentir.

viernes, 13 de noviembre de 2009

CCCLXXVI: Sombras que también crecen

La noche encinta desgarra un corazón. El llanto ahogado de ese niño perdido, del vestigio de amores frustrados, se eterniza en la lágrima negra del abismo. Suave caricia es ilusión; retazo de espejismos. Ciegas soledades que se buscan a plena luz del día, rozándose con la manga izquierda, ignorando prójimas solemnidades. Desborde de perdones, ausentes compañías vespertinas que merman aquella innata voluntad de mimos en la mejilla. El apócrifo empirismo de un Rey triste y sin sonrisa que se inyecta en la yugular de la esperanza. Y esas torres siguen su camino al sol, sumiendo a esta tierra encantada en la penumbra del progreso.

jueves, 12 de noviembre de 2009

CCCLXXV: Viaje en el tiempo

Puse un Cd de fotos y me reencontré con mi pasado. Pero con uno que no me acordaba, que estaba nebuloso, perdido. Lo ví ahí, tan fresco, tan nene (y por otro lado, tan reciente) que me dio pánico, como sentimiento anticipado a la alegría. Reviví un amor, vi que las idioteces son repetidas, que creerse el dueño del mundo pasa en cualquier circunstancia, casi tanto como saberse el más idiota. Me ví riendo, tocando, jugando, haciendo estupideces, en bolas, disfrazado de mujer, actuando en una obra bizarra, de vacaciones, en poses floggers, en Cromañón, con Paco, jugando en Ferro, flaquísimo, baby face... Ví otro Mauro. Una lástima, porque seguro que ese todavía vive bien abajo, guardadito, y es el que de tanto en tanto agarra la guitarra cuando El Otro le dicta que "tiene tiempo". Y cuánto me faltaba conocer, cuántos amores, cuántos momentos, cuánto vértigo, cuánta experiencia, cuántos palos y cuántas muertes. Y cuántas resurrecciones. Un punto final que inexplicablemente, siempre se convierte en letra capital y sigue escribiendo. Y todo parecía tan real, que visto desde hoy me suena a mentira, a historia de otro, a cuento comprado. Pero no. Fue mío, mí historia y mi realidad, en la que creí 100% como hoy creo ésta, y la creo real, aunque sé que mañana será distinto y que las risas y las penas de hoy serán Cds de recuerdo el día de mañana. Y que esos días grises que, como dice Ismael, uno omite en su biografía, no suelen quedar inmortalizados en álbumes idiotas de tiempo suspendido.

lunes, 9 de noviembre de 2009

CCCLXXIV: La Quebrada

CCCLXXIII: El equivocado

Mirarse al espejo puede ser una linda manera de creerse auténtico. La imagen real y concreta que refracta el vidriado, se inyecta mucho más profundo que el iris de nuestros ojos y penetra en cada una de nuestras ideas, quizá haciendonos creer en lo cierto. 

Mirar alrededor, puede ser una linda manera de creerse hermano. Hermano de un todo más amplio, de un espectro hermoso e inconmensurable que excede las actitudes humanas, la cultura de la invención y los establishments indiscutibles.

Mirar adentro, puede ser una linda manera de creerse a la deriva. De desconfiar hasta de las propias acciones, con el convencimiento de que cada guiño llega por orden celeste más no por la voluntad propia del ser. Un árduo camino de superación espera en el horizonte.

Mirarse al espejo con la intención de ver bien adentro, sin salir de un contexto determinado en el que nos erigimos como figuras auténticas y hermanas a la deriva, es una linda forma de reconocernos equivocados, y asumir que nuestra verdad suele faltar el respeto al orden existencial y específico de cada una de las cosas.

CCCLXXII: Callophrys Rubi


Te encontré en el repasador de la cocina. Eso, es salir del gris. Eso es encontrarte en todos lados con la mirada blanca...

domingo, 8 de noviembre de 2009

CCCLXXI: Agenda

El armado de una agenda es un lugar sorprendente. La confección y reconfección de un mismo registro de conocidos, varía de acuerdo a amores y odios, momentos compartidos y momentos de soledad. Porque la agenda  no es sólo una agenda, son también aromas, recuerdos, miradas penetrantes, sexos desenfrenados y suaves caricias en la mejilla derecha. La agenda es una familia destartalada, noches de insomnio que hoy yacen aletargadas en las páginas de otros cuentos. Inexplicablemente, al tratarse del amor, los sentimientos son tan profundos y cambiantes, que el desapego implica necesariamente cierto despojo y autismo autoimpuesto. La eliminación de todo registro, para gradualmente, en las posibilidades y circunstancias que cada uno maneje, ir armándolo nuevamente con nuevos teléfonos y mails de contacto. Recién entonces podemos volver a conectarnos con el pasado, llamándolo a un teléfono del futuro para encontrarnos cuando el presente lo disponga.

viernes, 6 de noviembre de 2009

CCCLXX: City Tour (4)

Los espejos magnéticos de la entrega repentina insurreccionaban en su mente y oía el corazón disparando al cielo como la columna revolucionaria que toma La Habana y libera a sus pueblerinos. Mientras ella abría sutilmente su puño acariciando cada moneda, último mimo antes de despacharla a la fosa común del despojo, el chofer sonrió. La señora del asiento de adelante leía con mirada triste y perdida el folleto de una óptica, y la pareja de atrás se mataba a besos contra la ventana semiabierta, de cara a la luna. Todo había vuelto a moverse, pero en distinta dirección. El cuadro repentinamente tomó colores no soñados, sacros violáceos que fulgían a cada instante, y ya no era ella el epicentro del sismo interno, sino su único horizonte.

CCCLXIX: Esquema

Me da asco el acostumbramiento negativo. La estructura, el castillo gris, las verdades absolutas de un sistema de ejes macabro y maquiavélico, falto de vida. Me rehuso a bajar la cabeza y seguir caminando con los ojos cerrados y la mirada prohibida. Hasta la estructura monárquico-asamblearia -en la que todo se debate siempre que al rey o la reina les plazca- me resulta irritante e irreal, quizás porque sé que hay mucha realidad detrás de ese eufemismo del estructurar. Quizás porque soy chico. Chico para acostumbrarme a esta basura, chico para comprar las verdades que se ofrecen en cada esquina de la vida; chico para querer crecer. Chico para decir "esto es una mierda" y chico para entender formas que más que formas son estructuras, aunque se las pinte de los colores de la libertad.

jueves, 5 de noviembre de 2009

CCCLXVIII: Mercado de Pulgas

El mercado de pulgas siempre es el lugar preciso. Allí podemos comprar todo, desde lo inherente a nuestra pulsión de subsistencia hasta la idiotez más plena que jamás hubieramos pensado poseer, pero compramos. Compramos y no sabemos donde guardar. Podemos comprar regalos de cumpleaños, presentes de aniversario o el amor de una desconocida que crucemos al salir nuevamente a la calle. Podemos comprar auriculares, caras de muerto y trabajos duraderos. Podemos ser los líderes de la escena musical, donde abundan los managers pero el rock escasea. Llevamos vasos que más que vasos son futuros brindis de las revoluciones que quedan por estallar. Canciones que iluminen nuestros días, besos que eternicen la autenticidad del sentimiento compartido. Compramos muebles para decorar el living de nuestros sueños y cortinas antónimas para ahuyentar la penumbra. En el mercado de pulgas somos los perros infectados que se llevan todo y no tienen nada. Nada más que a sí mismos.

CCCLXVII: ¿La realidad?

miércoles, 4 de noviembre de 2009

CCCLXVI: Charla de café

A veces nos pertenecemos tanto que nos entregamos al todo sin capacidad de raciocinio o discernimiento. Contemplamos la redonda luna que se posa fulgente en un cielo que va de la nube a la estrella; la miramos de la mano y me siento en casa. Quizás en una casa nómade, que levanta campamento ante las embestidas de sus más profundos sentires; pero en casa al fin. Como en la rama frágil que se quiebra con el viento, o en las vidas pasadas. Pero tal es la entrega, que en los flashbacks de la mañana después, sólo pienso en palabras que son guías y colchones. Redes. Pienso en una charla de café, engayolando la pasión que nos encuentra cuando nos encuentra y regalándonos entendimiento proyectado, plausible de internalización y motor de un nuevo día. Hoy quiero una charla de café, unas palabras repetidas sobre nuestra búsqueda, sobre mi arte no encontrado y sobre los caminos que nos cruzan en la ruta hacia un mismo destino.

martes, 3 de noviembre de 2009

CCCLXV: Alone in the dark

¿Quién dice que es fácil? No sos vos, soy yo. Peretti, cada película en la que trabajás deja algo para este momento... Mis disculpas a toda esa vibra que pasa de largo y se repele al percatarse de mi negatividad. Mis disculpas más sinceras a la magia que hoy recibo más no disfruto como ella merece. Mi lástima para esa imagen que se refracta en el espejo, tan vacía, tan perdida y ausente. Mi furia para conmigo mismo, me regalo cada resentimiento y cada bronca que manifiesto directa o indirectamente. Me regalo puteadas, golpes, agitaciones de cabeza, nirvanas, vuelos, cielos y pesadillas. I won't be afraid of fear...

domingo, 1 de noviembre de 2009

CCCLXIV: Silencio

A veces, cuando hasta los troncos se agrietan y el débil grita su verdad, el silencio es la mejor acción. La acción de preservarse y saberse irreprochable. En la cresta de la ola, navegándola, viviéndola como de costumbre y sin poder olvidarla, lo mejor es coser los labios con el cordín de la pasividad. El silencio que da el tiempo justo para una inhalación precisa y profunda, previa a un grito desgarrador. Ese que se sabe real, más que la palabra justa en el momento justo. Ese que duele y cuesta, ese que, callado, me pide dejarlo ser. La introspección y el análisis, el dolor, la incertidumbre. Mejor callar, mejor soñar.