sábado, 4 de octubre de 2008

LIII

Dijo Leo, un compañero de trabajo, que eso que me perseguía por doquier no era meo de elefante, sino una leve lluvia ácida, y creo que tenía razón. Pensé estar más jodido que plomero del Titanic (gracias Alberto), pero como de costumbre, estaba equivocado. Es el Yin y el Yan. Que me quedo solo, que entrego en blanco, que no puedo caminar, que no puedo sentarme, que pierdo la billetera, que el DVD no prende... Muchos problemas para una vida tan sencilla. ¿No me estaré buscando algunos con ciertas posesiones extras a las justas y necesarias? Al menos, más allá de seguir cada vez más solo, un alma de esas que uno imagina inexistentes en la Argentina, me llamó con la intención de devolverme la billetera. Gracias a las tarjetas con mis datos, gracias a Greenpeace. Esa hermosa ONG que me atrapa, cautivante, y tal vez entre eso y otras cosas, haya restado tiempo y ganas para estudiar y terminar así, entregando un parcial en blanco. Pero es también la misma ONG que me paga el sueldo para comprar ese DVD que hoy se rebeló y no prendió. La misma que me hace sentir menos solo incluso en la soledad. Una forma de vida. Todo es parte de lo mismo. Todo es parte de la nada. El ave es nada, porque es todo. El pez es todo, porque nada. Muchas gracias por todo. De nada.

La sonrisa es la mejor medicina.

No hay comentarios: