viernes, 12 de septiembre de 2008

XXX

LAS DOS AMÉRICAS

Norte y Sur. Opuestos de un continente dividido radicalmente, en una realidad totalmente maniquea. Nos cuesta entender aún, que somos hijos de la misma tierra, hermanos de la misma especie. Habitantes de un universo heterogéneo, en el cual debemos respetar la creación y la diversidad, para garantizar la subsistencia. O al menos abogar por ella. 

Hoy, ésta polarización se intensifica más que en otros momentos históricos. Antonini Wilson, su valija, la campaña de Cristina (que tanto da que hablar), el "complot" de los Estados Unidos, los "pocos amigos del imperio", y demás cosas que debemos escuchar (o leer) a lo largo del día, no son siquiera, lo más significativo del embrollo. 

Bolivia, su fragmentación, la mecha que parece estar consumiéndose fugazmente, rumbo a una inminente guerra civil, la intromisión de los Estados Unidos (otra vez) y la deportación de los diplomáticos, tienen un fuerte peso, pero tampoco estamos hablando de la totalidad del asunto. 

Faltaría nombrar a Venezuela y su líder Hugo Chávez, sus constantes exabruptos en contra de la supremacía norteamericana, la reciente importación de dos bombarderos estratégicos de Rusia, como "aviso al imperio" (según el mismo Chávez manifestó), el apoyo a la nación boliviana, una nueva expulsión, ésta vez del embajador de Venezuela en Estados Unidos (si, no podían faltar), y viceversa; y recién ahora, podríamos empezar a hablar con una base de totalidad (por más vacía e incompleta que ésta resulte).

Alianzas latinoamericanas en contra del imperio, el espíritu guevarista a flor de piel, en tiempos de democracia, lo bélico como primera respuesta ante todo, una hermandad hasta ahora olvidada, pero que reflota cuando tres gobiernos izquierdistas asumen el poder y buscan luchar contra el enemigo eterno. Todo esto, pone en jaque a la región. Porque los Estados Unidos, definitivamente no van a negarse ante la posibilidad de un conflicto bélico multilateral, en el cual podrían no sólo hacer fortunas con la venta de armas, sino también de adquir las tierras del futuro. Las nuevas tierras de la siembra, del agua, del petróleo. 

Latinoamérica es el nuevo objetivo. Y no puedo ponerme de un lado o del otro, no puedo decir que las alianzas y la belicosidad con la que se manejan los gobiernos de nuestro hemisferio sea provechosa, ya que lo único que se genera de esta forma, es más muerte. Pero jamás podría avalar los fines de los Estados Unidos de América, ambiciosos y cargados de una desidia letal, que pueden sepultar a un continente bajo las alas del águila más ignorante que la naturaleza puede haber creado.

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Actualización:  
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