lunes, 30 de noviembre de 2009

CDI: Ir por adentro, ir por afuera

Acabo de leer un comentario de un cumpa que rezaba la verdad tantas veces repetida de que con un Estado ausente, absolutamente todo es posible, incluso teniendo las mejores leyes. La Ley, el mandato absurdo de una democracia que no sabe regirse por ella, sino por el miedo. De una democracia que asusta e intimida por portación de rostro o por intransigente, pero a sí misma se vanagloria de Reina Madre, absoluta, justa y representativa. El dinero, como medio de hacer más -y mejor-, o como método de lucha: otra variable, jamás decisiva. El rol del tercer sector en la transformación de una realidad absoluta es necesario e ingerente, gracias a él podemos acercarnos a conocer -al menos de lejos- la palabra justicia o igualdad. Pero siendo parte institucionalizada de la máquina, difícilmente la quiebre más que no sea por su conveniencia individual. Es necesario generar por fuera, animarse a soltar el bolígrafo un segundo y empezar a escribir ideas nuevas con la otra mano. 

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