lunes, 30 de noviembre de 2009

CD: Prefacio de un final esperado

Mientras aprendía estructuras de números romanos, rezaba que se tiña de sal mi diciembre de Uruguay. Que el charco quede corto y Colonia sea cápsula perfecta para un viaje al futuro. Siempre me cuestan las lucecitas de navidad, esas que desde su pequeñez anuncian la llegada de unas fiestas manchadas de ollín y fuego. Pero este año que termina es un placer, le estrecho la mano y lo invito al olvido. Gracias doy, más no al corriente, sino al tesón inquebrantable de las ecuaciones no resueltas. Esas que en el correr de los días encontraron, taciturnas, una leve brisa para respirar. 2010, bienvenida de gitanas y adivinas, de las cartas sobre la mesa, de la ausencia de certezas.

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