jueves, 12 de noviembre de 2009

CCCLXXV: Viaje en el tiempo

Puse un Cd de fotos y me reencontré con mi pasado. Pero con uno que no me acordaba, que estaba nebuloso, perdido. Lo ví ahí, tan fresco, tan nene (y por otro lado, tan reciente) que me dio pánico, como sentimiento anticipado a la alegría. Reviví un amor, vi que las idioteces son repetidas, que creerse el dueño del mundo pasa en cualquier circunstancia, casi tanto como saberse el más idiota. Me ví riendo, tocando, jugando, haciendo estupideces, en bolas, disfrazado de mujer, actuando en una obra bizarra, de vacaciones, en poses floggers, en Cromañón, con Paco, jugando en Ferro, flaquísimo, baby face... Ví otro Mauro. Una lástima, porque seguro que ese todavía vive bien abajo, guardadito, y es el que de tanto en tanto agarra la guitarra cuando El Otro le dicta que "tiene tiempo". Y cuánto me faltaba conocer, cuántos amores, cuántos momentos, cuánto vértigo, cuánta experiencia, cuántos palos y cuántas muertes. Y cuántas resurrecciones. Un punto final que inexplicablemente, siempre se convierte en letra capital y sigue escribiendo. Y todo parecía tan real, que visto desde hoy me suena a mentira, a historia de otro, a cuento comprado. Pero no. Fue mío, mí historia y mi realidad, en la que creí 100% como hoy creo ésta, y la creo real, aunque sé que mañana será distinto y que las risas y las penas de hoy serán Cds de recuerdo el día de mañana. Y que esos días grises que, como dice Ismael, uno omite en su biografía, no suelen quedar inmortalizados en álbumes idiotas de tiempo suspendido.

1 comentario:

Mauro Fernández dijo...

Y después de todo eso, ver la foto de la entrega de diplomas hoy en el Salón Dorado de la Legislatura, es un poco impactante...