domingo, 8 de noviembre de 2009

CCCLXXI: Agenda

El armado de una agenda es un lugar sorprendente. La confección y reconfección de un mismo registro de conocidos, varía de acuerdo a amores y odios, momentos compartidos y momentos de soledad. Porque la agenda  no es sólo una agenda, son también aromas, recuerdos, miradas penetrantes, sexos desenfrenados y suaves caricias en la mejilla derecha. La agenda es una familia destartalada, noches de insomnio que hoy yacen aletargadas en las páginas de otros cuentos. Inexplicablemente, al tratarse del amor, los sentimientos son tan profundos y cambiantes, que el desapego implica necesariamente cierto despojo y autismo autoimpuesto. La eliminación de todo registro, para gradualmente, en las posibilidades y circunstancias que cada uno maneje, ir armándolo nuevamente con nuevos teléfonos y mails de contacto. Recién entonces podemos volver a conectarnos con el pasado, llamándolo a un teléfono del futuro para encontrarnos cuando el presente lo disponga.

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