miércoles, 14 de enero de 2009
CXLIX
No voy, porque ir es quedarme. Y quedarse es eternizar. Y cada vez que hablamos de eternizar, indefectiblemente terminamos inmortalizando. Si inmortalizamos, no morimos y sin muerte, no hay vida. Sin vida, no hay camino. Y sin camino no hay piedras con las que tropezarnos dos veces. Porque sin piedras no hay errores y sin errores, no hay aprendizaje. Si no aprendemos, no crecemos y si no crecemos no volamos. Y si no volamos nunca en nuestra vida, no conocemos la perspectiva. Y si no vemos en perspectiva nos encerramos, y si nos encerramos no vamos. ¿Y si no vamos? Nos perdemos mucho. Mejor, vayamos. Siempre.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
0:15
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario