martes, 20 de enero de 2009

CLIX

Un amigo cosecha '08 -como él diría-, escribió un hermoso reporte interno sobre su fugaz visita por las calles de Rosario. Una antología sensacional sobre percepciones vividas que estructuraron la belleza de lo que representa caminar hoy, en el presente, por esos preciosos pagos. Habló de caminos no caminados, que ya habían dejado en él su huella indeleble. Habló sin hablar de mariposas tecknicolor. Del humor y la música que la ciudad regala, revalidando su afán de excelente anfitriona. La literatura inabarcable, y el espíritu revolucionario inherente en cada uno de sus recovecos. Así, p.d.alvarez estimuló mis ganas de viajar y me recordó viajes pasados y presentes. Me recordó la belleza de transitar esa ciudad por cada uno de sus pasajes y sus puentes dimensionales. El primer viaje con un amigo naciente, la pasión de vivir la experiencia frente al monumento, y las caminatas nocturnas a la ribera del Paraná. Hoy para mí, aunque con más camino transitado, Rosario sigue igual. Increíble, mágica, repleta de mariposas tecknicolor y con miles de puentes y pasajes por descubrir. Tanto, que ya saqué mi cuenta de pasajero frecuente.

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