lunes, 22 de diciembre de 2008
CXXVIII
"Urondo había empezado en la década del cincuenta un camino irreversible en la palabra con sus primeros y deslumbrantes versos y continuó escribiendo poesía aún en medio del peligro y la persecución [...]." Algo así como lo que relata Susana Cella sobre Paco Urondo, en la contratapa de un libro que hoy recibí como obsequio navideño adelantado, y salvando las abismales distancias, es parte de lo que ocurre en la periódica continuidad de Egosincracia. Siempre hay tiempos de paz y tiempos de guerra, de plumas y de fusiles, pero espero con el alma que nunca, sean cuales fueren las circunstancias, pase el tiempo de la literatura. La retórica es la faz significante de la ideología, escuché de un profesor y lo grabé a fuego en mi memoria. Si algún día muere mi retórica, dense por enterados anticipadamente, de que habrá muerto también mi ideología. Y con ella, yacerá mi cuerpo abandonado, despojado de todo indicio de vida, siendo útil para el universo sólo como alimento de bacterias más guerreras que yo.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
13:20
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