viernes, 12 de diciembre de 2008

CXIX

Fiel a un rito, posiblemente generado a partir de la posibilidad de perder la entrada y mi vicio de querer coleccionarla, subo la de mañana. Además, ésta tiene un valor agregado para mí, ya que fue un presente de corazón de un amigo. Uno con quien compartimos locuras, literatura, guitarreadas. A quién le he dedicado posteos, y quién me ha regalado poemas. Esos regalos que no son materiales, esos que se llevan adentro, bien adentro. Los mejores regalos, me atrevo a decir. Y esta vez me regaló una regresión que hace tiempo estaba esperando; y lo hizo en el momento justo. Cuando más me aboqué a redescubrir mi corazón es cuando nace un nuevo encuentro con esos que desde chico me dijeron "Y ahora sólo un camino he de caminar, cualquier camino que tenga corazón". Y allá voy. En camino a San Pedro, en camino a un encuentro, a una sensación única y pura como sólo La Renga puede hacer sentir. Porque cada recital suyo tuvo para mí un componente extra, una cuota de magia. La magia del primer gran recital, la de la caminata eterna desde Parque Patricios, la vuelta a las canchas... Viajes únicos, de los que rescato sólo tres momentos preciados. Mañana será tiempo de un nuevo encuentro, entre lo que me gusta y lo que no, lo que estoy de acuerdo y lo que no, pero como de costumbre, caminando uno de los pocos caminos que tienen corazón. Ahora los dejo y me voy como siempre, como me gusta...
Hablando de la Libertad.

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