Vean el ejemplo de un contacto mío que me exasperó por lo radicalmente extenso de la espera que lo aguarda (si no ven, dice "773Días"):
¿Se dan cuenta? Es vivir de la espera, en la espera, por la espera. Es olvidarse del "Carpe Diem" y acongojarse en algo que posiblemente no llegue a ocurrir nunca. Y aunque lo hiciera, ¿qué hay del sol de hoy? No miramos a nuestro alrededor porque estamos muy concentrados mirando fijo allá, lejos. A ese punto borroso por la distancia y que, de llegar, sería sólo un instante parecido a todos aquellos que no atendimos a su debido tiempo. Mientras ocurrían. Y si tanto me molesta, debe ser porque yo también haga cuentas regresivas, también espere, también esté ansioso por algo. Aún así, me decido a vivir ahora. Quiero abrir las ventanas del manicomio y dejar filtrar los rayos del sol. Porque no espero que me den libertad condicional. Disfruto de la locura y de la ausencia, del jolgorio y los encuentros. De los abrazos y los besos. De los enojos y de las distancias...
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