viernes, 12 de diciembre de 2008

CXVIII

Hay pocas cosas más absurdas que las "cuentas regresivas". Creo que la única, levemente más inútil, es la "cuenta regresiva en el nick del messenger".

Vean el ejemplo de un contacto mío que me exasperó por lo radicalmente extenso de la espera que lo aguarda (si no ven, dice "773Días"):


¿Se dan cuenta? Es vivir de la espera, en la espera, por la espera. Es olvidarse del "Carpe Diem" y acongojarse en algo que posiblemente no llegue a ocurrir nunca. Y aunque lo hiciera, ¿qué hay del sol de hoy? No miramos a nuestro alrededor porque estamos muy concentrados mirando fijo allá, lejos. A ese punto borroso por la distancia y que, de llegar, sería sólo un instante parecido a todos aquellos que no atendimos a su debido tiempo. Mientras ocurrían. Y si tanto me molesta, debe ser porque yo también haga cuentas regresivas, también espere, también esté ansioso por algo. Aún así, me decido a vivir ahora. Quiero abrir las ventanas del manicomio y dejar filtrar los rayos del sol. Porque no espero que me den libertad condicional. Disfruto de la locura y de la ausencia, del jolgorio y los encuentros. De los abrazos y los besos. De los enojos y de las distancias...

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