Quiero morder,
Quiero escupir la palabra santa.
Quiero entender
el fino umbral de las palabras.
Voy a caer
bajo el poder de aquella espada.
Que siempre fue,
la realidad que me domaba.
Como un corcel
voy desafiando sus monturas y plegarias.
Adoctrinado sólo en
romper el tiempo y la distancia.
Se fue con el, todo el sueño que alimentaba.
Lo vio nacer y esquivando estrellas lo olvidaba.
Siempre apostó, tachó la doble y la escalera no acababa.
Los labios que nunca besó, eran el cielo que esperaba.
Y me confundo en el placer
que hay en su alma y entre la ropa de su cama.
Ya nada es más de lo que ves,
coraza fiel e inesperada.
Quieren romper, el himen que hay
ante las puertas de la calma.
Desvirgar el milagro,
es soñar eternamente nada.
Mauro Fernández - Egosincracia
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