martes, 12 de agosto de 2008

XII

Pero para su sorpresa, no era esa desgarradora y cautivante dama que nos unge pofetizando el letargo eterno; era el calvario exterior. Avenida - Autos - Edificios - Más autos - Gente - Calle - Carreras - ¡Correte boludo! - Pelea en la esquina de Avenida y Calle - Semáforo en amarillo - Velocidad - Reojo - Primera - Rojo - Más velocidad - Verde - ¡Segunda y te paso!- Auto y Auto - Flan - Tragedia - Chusmas - Cuentito de lunch-time, para las paquetas del barrio. ¿Acaso no es eso lo que significaba, para el, la muerte?
Con la mirada fija y perdida en el caos exterior, Amaro se paró lentamente y, tras el vidrio, aplaudió la majestuosidad de aquella obra, y ahogándose con la última gota del café, más amarga que ninguna, alabó a Dios por la meticulosidad de su dirección.

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