domingo, 16 de noviembre de 2008

XCVII

Que sorpresas nos podemos llevar visitando los vestigios del pasado. Y no siempre el circuito nace en la nostalgia, sino también en la investigación. En abrir el cajón y sacar todas esas entradas que sobrevivieron a shows perpetuos. Algunas agitan el pecho como en un electroshock emocional, otras pasan casi inadvertidas, pero todas fueron parte indeleble de lo que fui (y de lo que soy). Son esos puntos no cortados. Y lo más lindo es que no necesariamente nos remonta al momento temporal del show en cuestión (sea cual fuere), sino también puede traer a la memoria cosas increíbles e inesperadas, como saber que el Sábado 12 de Mayo de 2007 es el día en que te conocí. Hay sorpresas esperando por ser descubiertas. Mostrando la hilacha y esperando que no estemos lo suficientemente dormidos como para no verlas. 

Un poco de historia: 17 de Abril de 2004 en River, las alas para empezar a volar. 30 de Junio en CM, el encuentro con Dios. Un 4 de Diciembre en Huracán, el éxtasis total. Los dos consecutivos al 28 de Diciembre, allá por el barrio de Once, olvidados en el papel, perpetuados en la memoria (individual y colectiva). 9 de Julio en Vélez, la vuelta a las canchas. Un 18 de Agosto de 2006 en Temperley, el adiós a una etapa. 16 de Diciembre, componente de un alud mamífero, animal, en las costas de Mar del Plata.  17 de Marzo de 2007, la perfección, lo insuperable. 12 de Mayo, la previa perfecta.  Y podría seguir, pero como el 2008 no culminó, no quisiera adelantarme a lo que el destino me depare.

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