miércoles, 26 de noviembre de 2008
CV
Riobamba es una calle hermosa para transitar un domingo por la tarde, a esas horas que el sol irrita y estimula nuestras glándulas sudoríparas hasta un punto odoramente insoportable. Siempre que optemos caminar por la vereda de la sombra y estar atentos, será un tour de inconmensurable belleza. Quizás sólo virando levemente la cabeza nos encontremos con dos diminutas plumas que podemos haber perdido en la otra punta de Buenos Aires, y la magia que recién se despierta sobre nosotros, aún vigente, aún soñante, decide situar en ese lugar. Y mientras caminamos en rumbo fijo por la exquisita Riobamba, pensamos que quizás el 2010 se encuentre a la vuelta de la esquina. Y por las dudas, nunca dejamos de mirar hacia ambos lados en cada encrucijada, como aprendimos de las precoces recomendaciones viales maternas. Lo bueno de esa calle y del sol sobre nuestras cabezas, es que todo comienza a deformarse y así a interrelacionarse. Como viendo el amor por un caleidoscopio. Sin la rigidez de las formas, haciéndose flexible e inmortal. Permeable a los cambios, adaptándose a los tiempos. Trascendiéndolo. Caminen, caminá, caminemos. Quizás algún día la magia nos encuentre en la esquina de Riobamba y 2010, cambiando la piel para encarnar una nueva vida.
Publicado por
Mauro Fernández
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