martes, 18 de noviembre de 2008

XCIX

"Había una vez, una princesa que caminaba sola por un parque lleno de árboles, margaritas y fuentes. Enseguida, la princesa levantó la mirada y vió pasar inmaculada, eclipsando los mismísimos rayos del sol, a una hermosa paloma blanca que circundaba los cielos simbolizando la paz y la libertad que ella tanto necesitaba. Sus problemas se habían desvanecido por unos segundos y tras sentirse completa, decidió emprender la vuelta a su hogar. En el camino, su mirada se cruzó con una hermosa pluma blanca que levantó porque le recordaba a la paloma del parque. Al llegar a su destino y lejos de querer apropiarse de sus recuerdos, regaló esa pluma a alguien especial, quién se sintió muy reconfortado. La boca de esa persona nunca dejó de sonreír a partir de ese momento y su corazón latió cada vez más fuerte. Lo repentino de ese obsequio cargado de pureza, amor y espontaneidad, lo sumergió en un mundo alquimista y metonímico, donde la pluma se hizo princesa en cuestión de segundos. Así la paloma (a pesar de su destino) voló reconfortada de haber sido causal de tres sonrisas distintas por las que el príncipe, la princesa y un principito fueron felices por siempre."

Buenas noches, soñá con los angelitos.

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