Y la charla siguió, como siguen las charlas que no tienen mucho sentido.
sábado, 1 de agosto de 2009
CCXCIII: Keep on talking
Hola, cómo estás? Bien, vos? Acá, pateando, como siempre, sabés que a veces cuesta seguir mirando al horizonte cuando el peso de tus cruces tuerce el cuello y lo clava en el piso; igual, tratando de encontrar esas pequeñas cosas que te alegran un poquito cada día o te regalan una ilusión para seguir creyendo, no te parece? La verdad, no; y además te preguntaba por ser cortés solamente, pero a veces no se siquiera para que lo hago; la gente parece creer que uno es psicólogo ad-honorem, ad-hoc, que se yo... que puede cargar con penas propias y ajenas donde quiera que esté y, como si fuera poco, ayudar a revertir ese "malestar" -gesticula comillas con los dedos índice y mayor de ambas manos- ajeno. No contestaste mi pregunta, de todas maneras yo también trataba de ser polite my friend, no te exaltes; a fin de cuentas, si hablásemos solamente sobre menesteres sustanciales de la escencia humana y que promuevan la co-participación o el cooperativismo entre las partes intervinientes de la charla, seríamos una especie muda, o no? ¡NO! Y por qué seguís haciéndome preguntas? No sé, salen, y vos? Qué te importa? Me importa, porque [...]
Publicado por
Mauro Fernández
a las
20:05
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario