lunes, 3 de agosto de 2009

CCXCIV: Un año de ego.

El último viernes, Egosincracia cumplió un año desde su primera publicación. El acontecimiento fue, para mí, una clara demostración de constancia constituída desde la inconstancia. La expresión de sentimientos cambiantes en un mismo sitio me permitió volver a soñar la diversidad dentro de la unidad, el heterogéneo campo de flexibilidad emocional inmerso en plano homogéneo de todo y nada. Donde se relativiza la misma existencia, la creación, los fines y los medios, Dios y el Diablo, me & myself. Un lugar donde nacieron amores y perecieron compañías, donde hubo desgarros, recuerdos, ciudades, puentes, plumas, canciones, poemas, dibujos, libros y revoluciones. Canciones de amor y de guerra. Un lugar que fue usado para vigilar, y otro muy distinto que fue disfrutado para generar. Un lugar único y mío. Mis entrañas manifiestas en palabras, mis recesos, mis luchas. A lo largo de este año, Egosincracia tuvo todo eso, y a su vez no tuvo nada. Por eso quizás yo sienta la magia gris del primer día y siga escribiendo. Who knows!?

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