miércoles, 11 de marzo de 2009

CCVII

Coincidencia o no, el mismo ejemplo se suscitó dos veces, en dos días consecutivos, en dos situaciones totalmente distintas. Y hoy, volvió a sorprenderme en el colectivo. La abuela se quejaba de que en estos tiempos ya nadie respeta, en charla amistosa con la amable señora que le cedió su asiento. Y en el umbral infortuito del refunfuño, escucho un: “si te quieren robar la moto, que se la lleven y ya. ¿Por qué matarte?” Sabias palabras, evidentes años de experiencia, un alma que ruega por el bien común… pero, como en los ejemplos que me tocó dar, ¿no estará inmersa la abuelita en el rol del torturado que no quiere ser muerto para no agravar su situación? Mejor mirar de afuera y saber que nadie tiene derecho a llevarse ninguna moto, ni a torturarte, ni a matarte. Seas cuales fueren las circunstancias.

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