viernes, 22 de enero de 2010

CDXXXVII: A dormir

Que pase el tiempo
todo el tiempo.
Que se extinga de inmediato,
y por completo.
Y así nos libre, su piedad,
de la condena constante de la expectación. 

Que se ahogue en un vaso de whisky,
o me encuentre en un callejón solitario.
Que los medios no lleguen jamás;
que el adiós sea sincero y puro,
como fue mi vida mientras fue,
como lo es ahora, este después.

Dormir es tan parecido.
Perder el tiempo, o ganarlo.
Lágrimas dulces y vanas.
Sueños y pesadillas, difumadas al despertar.

Sin ganas, ni palabras, ni ganas, ni nada;
de seguir escribiendo. Hoy.
Duermo...

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