miércoles, 20 de enero de 2010

CDXXXIII: Sabina


Sabina me agarra mal parado, en una pata sobre un mar de arenas movedizas. No entregado, pero hundiéndome, irremediable. Sin saldar la deuda con ella, y que el otro Joaquín –ese de 2006- nos haya tomado a 400 kilómetros de distancia. Y que la lluvia torrencial que soportamos ajenos, sea el único nexo en el vozarrón vivo del mártir de Úbeda y sus vicios. Hoy, sin lluvia, cuatro años más tarde, lo lloro solo. Cosas de la vida, elecciones y no tanto... ¿Y si amanece por fin?

No hay comentarios: