Quisiera un día que tu sonrisa pura fuese el motivo más veraz del ensanchamiento de mi pecho.
Quisiera un día desgarrarme del paño viejo de los recuerdos, que retaza un corazón embriagado del licor de la nostalgia.
Quisiera un día también, poder decirte "Adiós, hasta luego", y que la liturgia de esa despedida sea carnaval y no el velatorio funerario de mi sonrisa.
Quisiera un día despertar por las mañanas y no sentir que un jirón de mi vida ha marchado en ruta anunciada tras el viento.
Quisiera un día que las formas sigan habitando un plano paralelo y secundario.
Quisiera hoy, tal vez, asistir a un curso intensivo de amores ideales, para no necesitarte a cada instante como si fuese el último.
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