miércoles, 26 de mayo de 2010

DXXXVII: Payé

Corrientes tiene payé. El payé correntino te atrapa. Saudade guaraní. Diversas conjugaciones para una misma afirmación absoluta; comprobada, una vez más, en base a la experiencia. Corrientes lo tiene, Yaguareté Corá -tanto más lindo que decirle Concepción- lo tiene. Parafraseando los primeros versos de la Balada para un Loco, puedo decir que las tardecitas de Concepción tienen ese qué se yo, ¿viste? Vení, volá, vení. Un pueblo constituído por la añoranza y la nostalgia, el espíritu gaucho inundando cada rincón, cada farol. Chamamé retumbando sobre el adobe de coloniales construcciones derrumbadas, las estrellas encandilando el barro de los caminos y el excesivo metano equino distribuido en todo su suelo. Las nubes y la tormenta deviniendo en esteros las parcelas improvisadas. Las chispas adecuadas confluyendo en el lugar menos propicio, en el momento más propicio, para empezar a escribir historias nuevas. Una postal de otra patria. De la verdadera Patria. Donde el arraigo nacional cohíbe la incorporación de la novedad. Descanso para la mente y la mirada, tristeza y desolación de la mano de una sonrisa constante. El Ché retratado en las paredes de la Iglesia y un 20 de diciembre tan importado que asusta y, a la vez, encanta. Contradicciones inexplicables. Ollas populares, comodidad cero, comunión y revolución, de los locos visitantes hasta el Padre del Departamento. No podría decir por qué se vuelve. Será el payé de un suelo correntino inexplicable y mágico que hechiza y maravilla con cada uno de sus detalles.

No hay comentarios: