lunes, 3 de mayo de 2010

DXXVII: ¿Cómo estás?

¿Cómo estás? Juro estrujándome el corazón con el puño derecho, que cada vez que te veo, no lo pregunto como prolongación del saludo inicial; realmente quiero saber cómo estás. Tengo muchas ganas de saber qué se esconde tras el persistente e infranqueable telón. De saber por qué sos tan distinta y tan igual a mi. Por qué tengo que ser yo quien se aventure al buceo hacia tu Atlantis; por qué no querés alcanzarme un mapa.

¿Cómo estás? Me lo pregunto cada vez que te miro a los ojos y te hablo de cualquier tontera, cualquier banalidad. Cada vez que juego con tus dedos o acaricio tu pierna con la yema de mis dedos, como queriendo que nuestros poros se fusionen un instante y poder ser parte de tu piel para entenderte, para sentirte. Esos ojos cuentan infinitas historias más que las estrofas de las palabras ausentes. Cuentan las que valen. Las que quiero sentir y compartir. Nos contamos muchísimo más de lo que nos decimos. Quiero que vengas y me descubras. Quiero ir y descubrirte. Pero antes, quiero saber cómo estás.

2 comentarios:

Mareada* dijo...

mientras espero leo.
creo que de todas las cosas
que te leí esta es la más linda
la más sencilla
la más efímera.
cuantas veces preguntamos un
cómo realmente estás.
si no fuera una pregunta tan común.
como el te quiero.
te extraño.
se perdieron las palabras.
ser el otro por un instante, ese el punto.
sólo con un cómo estás.

Mauro Fernández dijo...

La simpleza es mucho más hermosa que la exhuberancia. Es, no parece.

Te quiero, con la misma falta de costumbre que pregunto cómo estás.