Hay gente que está en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Hay gente a la que eso le pasa una vez en la vida, y otra que vive bajo ese patrón de tropezones constantes con la misma -¡bendita!- piedra. Tanto amor daba vértigo. Un vértigo que no entiende ni nunca entendió de estrategias bélicas, por lo que dejó amplios flancos sin cubrir, y el ataque sutil de la hipocresía lo tomó por asalto. Y el amor era real, de ese que no es entre dos, sino para con ese pequeño mundo que nos convergía en infinitos encuentros mágicos, día tras día, noche tras noche. Siempre lo mejor, siempre quisimos lo mejor, siempre apostamos por un corazón honesto y una ecuanimidad pacificadora. La paz, el objeto principal, lo que nos encontró. El caos y la guerra, lo que los separó. Hoy no; hoy nadie quiere guerra. Hoy todos tenemos que apostar por una paz encontrada, y más allá de mi cómodo lugar para decirlo, no lo digo por mí. Nada cambia por salirse del eje, al contrario, sólo logra desenfocarnos más y más de nuestro propio impulso vital. Nunca nadie quiso mal para nadie, nunca nadie engañó a nadie, nunca nadie odió a nadie. Make Love, Not War.
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Entrada autocensurada del 10/03/09
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