viernes, 2 de octubre de 2009
CCCXL: El arte puede taparse o hacerse tapa
Lo maravilloso de la fotografía es el recorte que puede hacerse de la realidad. La minuciosidad de la lente y lo perverso del disparador. Ese que cuando acciona no graba a fuego una imagen en la memoria del tiempo, sino que ignora con vil desparpajo todo lo que su aliada y cómplice no abarcó. Es una cuestión de espacios. Tiempo y espacio. Como todo arte; recorte y creación. La divinidad de lo insoslayablemente simulado, el jirón perfecto. La tinta no manchada de epítetos u otras clases de angustiosas miserias calificativas y explicativas. La única verdad que merece ser retratada, el recorte espacio-temporal del artista y su musa, que mira con exquisita inquisición sensorial cada gesto del dibujante por sobre la fingida postura de la modelo de turno.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
1:06
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