lunes, 14 de septiembre de 2009

CCCXXIII: No te salves

Se me hizo imposible sostener la continuidad de una sección, casi tanto como no hurtar en otros momentos, a distintos artistas de la palabra, de la canción o de la vida misma. Por eso, ya sin sección "Hurtos", los invito a leer a Benedetti, quien rozó mis oídos ayer vía Grandinetti, y hoy endulza la mirada por la gracia de Clara. Gracias a ambos.

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma

no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios

no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana

y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

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