domingo, 13 de septiembre de 2009

CCCXXII: Aquel primer amor

El domingo toma aires ibérico-peninsulares, ritmos andaluces, vozarrones experimentados en ajetreos del corazón. Y al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Menos, sabiendo que ella se acuerda de quererte cada dos años. Pero de vuelta, haciéndose presente y reivindicando todo espejismo. Abrazándola y sintiéndola cierta, aunque sus páginas hayan sido leídas en cátedras de un tiempo ausente. Fuimos desde la inocencia, equilibristas del cordón de lo eufemístico; del florecer de eternas primaveras. Aquel puente bajo un sol verde, vacacional, hoy embiste de frente las formas moldeadas por los palos constantes, entrometiéndose en las ruedas de nuestra bicicleta paralela. Me odio por no estar en forma; me recrimino el saber que no puedo darte, quizás, otro brillo que una compañía repetida. Quisiera redescubrirme, para transitar entre sonrisas este paréntesis de miradas reencontradas.

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