miércoles, 23 de septiembre de 2009
CCCXXXI: Pasado escurridizo
Y ese fuego sigue ardiendo por ahí. Confinado a una muerte lenta en el claustro de su destierro. Esa libertad que enmuralla coartando toda posibilidad de huída, de viraje en la toma de decisiones, de autos inflamables ardiendo en las rutas del mañana. Saber decidir es optar por nunca dejar de hacerlo. Fluye, todo fluye. Como este escrito insensato, como un pasado nebuloso que no puedo contener; ¡y yo que vivo de los recuerdos! Todo es abstracto, vaporoso, intocable. ¿Dónde quedó mi pasado? ¿Qué inconsciente nostalgia debo quebrantar para retomar todo aquello hoy olvidado? No sé. No sé si me interesa. El puente no conoce de dobles manos ni rotondas para retomar. Es así, firme adelante, aunque el pasado se escurra inquieto como la arena de nuestro puño apretado.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
0:19
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