martes, 27 de julio de 2010
DLXI: Insomnio agonizante
El sueño quebrantable, se diluye junto al tiempo y su constancia, rígida y tirana. Pasos huecos reverberan sobre un nido de aves de rapiña, inundando el mundo, nuestro mundo, de limosna y baratija. La mirada en la incesante y roja aguja, rompe el tiempo y esas formas, se imanta al espejismo del mañana que, vencido, no pretende despertar. Ya ilusoria es la respuesta que se da su propia calma, de ambular imperturbable hacia el abrazo de utopía y horizonte, que excomulga viejas almas del letargo. Oxímoron de aquel mañana, de esos mismos y distintos pasos, caminando hacia los ojos que me encuentren reflejado, sin saber pero sabiendo, y sin creer pero aún creyendo, que entre besos y amaneceres, la historia puede ser, otra y distinta. No duerme el segundero, por temor a despertar. Sólo el hombre tropieza dos veces con la misma piedra, y allí voy. A encontrarme mañana contigo, a enarbolar historias inenarrables de lo que aún no ha sucedido, y a escribir nuevos presentes que eternicen un instante. El instante de estar vivos.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
1:01
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¡Qué olor a Ismael, qué lindo Mau!
A mí también me pareció que, aunque devaluado por la sudestada, tenía aroma serrano.
¿Quién es?
Publicar un comentario