Lágrima y bandoneón, inundando el corazón; un Piazzolla de prisé, irrumpe el bulo que extinguió aquel berretín, de purrete soñador. Pibe rana que en las sombras musitó, el sueño de aquella Les Paul, curva oscura y al zanjón, franeleando en la catrera sin las minas que perdió. La luz baja del adiós, una curda y sin sabor, añorando las funciones de otros tangos, qué se yo. Y esa biaba que la vida le pegó, poca cosa, otra pavada que pasó. Y hoy fichando alrededor, manya el pibe que lo ciega en su esplendor, aquel viejo berretín que tanto abril lo enamoró.
1 comentario:
Tenías razón.
Mis oídos te agradecen esos 5 minutos, y 25 segundos increíbles.
Mientras escuchaba, leía...
¿Y hoy quien siente? ¿Quién se siente vivo?
Y me doy cuenta de lo equivocada que estoy cuando creo tener todo resuelto.
Hasta mañana...
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