jueves, 25 de marzo de 2010
CDXCIV: De espinas y palitos
Nunca me gustó escribir para otros. Hacerlo para mí y luego compartirlo con otros, es algo muy distinto. Sé que esto trae consecuencias nefastas a la hora de analizar las estadísticas, pero no me importa. No les creo, casi tanto como no me creería a mi mismo si estuviese escribiendo para alguien más. Es posible que haya perdido un lector fiel, simplemente porque ya no escribo de ella. O quizás no, porque espera que lo haga para poner en marcha la maquinaria. Realmente, es otra de las tantas cosas que no sé. Es bueno rodearse de gente fiel, la cagada es que sólo lo sean esperando que pises el palito. A ella le gustará rodearse de cierta gente, como a mi de cierta otra que no puedo ver, no sé, hoy no entiendo y por eso creo que aprehendo y el camino del Dharma se encauza. Por si sigue dándome el poder de escribir la motivación de sus reacciones, lo libero a él para que sea feliz y a mi mismo para hacer lo propio. Palitos en la rueda, palitos que se quiebran pedaleando más fuerte. Espias que se clavan y no cesan si uno no aprende a vivir con ellas.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
20:01
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1 comentario:
Qué loco, quería escribir Espinas y me salió Espías. Recién ahora lo veo... je je
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