domingo, 28 de marzo de 2010

CDXCVII: Gorriones

Algún rincón de Perú.

Agujeros negros, absolutos. 
Todo se desliza, 
imantado ante su belleza natural. 

La atención, el aire, las sonrisas; 
el portón de entrada a un puente
quién sabe con qué destino. 
(A quién le importa, 
a fin de cuentas). 

Sensación del encuentro, 
ganas de todo y 
saludos cordiales.

Se humedece el sepulcro de la nada, 
mientras el sol abre 
las puertas al viento nuevo 
del alba. 

Silba el sentido precautorio, 
el cuidado y la torpeza, 
almohadas de piedra junto
a sueños ilusionistas. 

Todo allá, frente a ese escudo. 
Revoloteo de gorrión inmaduro, 
golpeando contra las paredes, 
las de la panza, aprendiendo a volar 
una vez más. 

Fuimos torpes y pacientes. 
Somos ese gorrión prematuro. 
Es el vuelo que espera en el aire...

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