lunes, 22 de marzo de 2010

CDXC: Juego de roles invertidos

¿Quién dejó escrito que nosotros somos los cuerdos y ellos, los locos? ¿Y quién determinó, arbitrariamente por cierto, que estos locos que mencionamos, debían percibir al mundo -su mundo-, tanto más pequeño, limitado y frío que los demás, cuando seguramente lo sientan tanto más amplio? No cabe duda que habrá sido alguno de "nosotros", simplemente porque los locos eran "ellos". No vaya el monstruo a caer en la boca de su propio lobo. ¿Y creen que no somos nosotros los que seguimos sus mismas reglas? ¿Que no necesitamos la estructura constante? ¿Que las normas no deben ser dictadas cotidianamente, día tras día, para poder vivirlas en consonancia con las reglas del juego? Porque el juego, el gran juego, consta de tantas manos como amaneceres y no más. Ni, claro, mucho menos. Y es el sol y la tierra fértil del presente, la que repartirá mañana los naipes; más no un billete -eternamente manchado de sangre y de historia, y sin perdón- el que compre la partida. Jugá la mano que te toca, tirá la más alta o andate al mazo. ¿A quién le importa? Especulá y perdés. Los fantasmas de otros tiempos son hoy el viento que se enreda con tu cabello al avanzar junto a la ruta incierta hacia la no doctrina, al salvaje instante del presente. Salvajes envueltos en poliéster, en gamuza o en charol, con tantas certezas como dioses, y tantos dioses como esperanzas. Jugando a otra cosa. Siendo títeres, quizás, portándose bien ante los ojos del amo, soñando con el formol que los preserve eternos secularmente. Nunca nos pusimos de acuerdo; unos juegan a las cartas y otros son los títeres. Unos se divierten y otros obedecen. Dependiendo de la perspectiva, los que realmente se divierten, son esos que los esclavos del mundo hacen que dominan en su idiota opereta. Juego de roles invertidos. Lástima impiadosa del hombre. El día del sol y la tierra. Este es el tiempo en que el monstruo tiene su celda gélida, mientras los locos gritan desde los balcones y dominan al mundo manejando los hilos. Todo depende de qué observes, cuán profundo, qué tan allá...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué hermoso Mauro! "No hablemos de fútbol, hablemos de palabras" decía el rey arrodillado ante sus súbditos."

Mauro Fernández dijo...

Otra loca entregada a su locura. Eso es lindo...