viernes, 12 de marzo de 2010
CDLXXXIII: Puntual, por una vez!
¿Podría entender ella alguna vez, todo el amor que le había sido regalado? Se hundía cada vez más en el fango del vago recuerdo, infiel como todo tiempo pasado. Y en su huída infame del diagrama simétrico y la proyección que el Sol y la Luna pretendían para su destino, tengo la sensación de que nunca llegó a sentir todos los momentos que su entorno sí sintió. Cuidado en dejarla ir así como así. Llegar tarde al funeral de la propia sombra, no asimila excusa alguna. Así es el diáfano devenir de los muertos vivos.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
2:39
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