Dos veces no. Claro. Esa del pasado, que quedó circunscripta a la jurisdicción de otros tiempos, se replica, como haciendo sapito entre las líneas temporales y apareciéndose en el hoy. En este que se imanta con mi presente. La misma y distinta piedra filosofal, preciosa. Y toda la magia que la circunda, mal llamadas blanca y negra. La adoro, en todas sus formas. Pero dos veces... Piedra, piedra.
Pum, piso!
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