La cabeza daba
tumbos –y no era por resaca de Guinness ni por las ocho horas de micro y las
cuatro de ferry-, trataba de meterme en esa historia, de entenderla; pero no
había lugar para el entendimiento, todo era sensorial. Y no lo sentí. No tanto,
al menos. Sentí más otros lugares, con otras batallas u otros resultados,
seguramente por utópico más que por empático, ya que si bien de maniqueos y
victorias fugaces y agonías eternas conocemos bien los argentinos; algo me urdió más al
coraje guerrero de William Wallace y los soldados escoceses que a St. Patrick y
su prédica, su trébol, las guerras religiosas y el Dios que todo lo vigila,
verde o anaranjado.
Entrada al Trinity College | Dublin, Irlanda. |
La flaca estudia en
el Trinity College y no tiene muchos amigos irlandeses, la mayoría son brasileros.
Su familia la visita por el fin de semana, extrañan a la nena. Y su nena es
tímida; parece. Monta un arte de simulación histriónicamente femenino y
umbilical para el deleite de sus padres, la santa niña barcelonesa. No me queda
claro cuán fiel sea la historia.
El hombre –vamos a
llamarlo Antonio; como olvidé preguntarle el nombre que le impusieron de chico,
le impongo uno de grande- tiene formas estrictas que iría abandonando gradualmente;
le gusta la política, pregunta por el país y la situación económica actual. La
mujer –Clara, mismo razonamiento-, busca la persona más que la forma, pregunta
qué hago, si viajo, qué conocí. Me sorprende la obviedad del trinomio, papá
político, mamá humanizada y dulce, hija timidona y voladora empedernida,
estudiando lejos de casa. Me encanta.
Antonio es el móvil
de esta historia; porque el yo que hoy escribe es ríspido como él –al menos por un
rato-, y tiene una elección por delante que no verá más que su desarrollo y a
las pocas horas, su resultado. Hablamos de la crisis europea, del orden inglés,
la cerrazón parlante de sus habitantes, la cerrazón política de sus
gobernantes; la poca habilidad de Grecia para levantarse de la crisis cayendo
en intereses altísimos que hipotecan su futuro próximo y no tan próximo, y que no le
permiten levantarse. Españistán haciéndose realidad, la burbuja inmobiliaria
explotando y dejando correr la sangre tras la arteria que explota y pone en
jaque la circulación sanguínea del cuerpo entero. Y, como buscando consejos,
pregunta: ¿cómo está Argentina? Qué decir; si supiera el dilema en el que me
estaba metiendo en pleno almuerzo, en plena capital de Irlanda, en pleno fin de
semana.
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Esta historia es publicada en cinco "capítulos".
Capítulo 1/5.
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Esta historia es publicada en cinco "capítulos".
Capítulo 1/5.
4 comentarios:
Me animo, quiero saber más. Antonio ¿qué ideología política tenía? ¿Izquierda, derecha o sentido común?
Cuentanos más...
Aplauso a su valentía. Ya llegará "más", pero no tanto sobre su ideología porque no me la compartió. Ahora bien, por la elevación sutil de la comisura de sus labios cuando hablaba de ciertas cosas, me dio a entender cierto dejo neoliberal privatista.
No digo que lo sea, ni que, en caso que asi fuera, sea un férreo militante de esa doctrina; pero viste que las miradas y las comisuras de los labios dejan entrever algunas "complicidades" o rechazos en respuesta a ideas tales como que esa política privatista de Menem nos hundió en una ilusión cortoplacista con consecuencias nefastas para el futuro de la Nación.
En fin, ya tendrás más de Antonio o de mis ideas cruzadas del otro lado del mundo en estos días.
Abrazo.
Mauro
dos dudas existenciales...
le respondiste sobre la situacion actual de argentina?
la hija, pervertida no?
No especifiqué (ahora lo actualizo) que esta es la primera de cinco entradas al respecto. Está en el título, pero no se entiende.
Imaginate que tenés para divertirte sobre mi visión -y lo que recordaba- en ese momento de la realidad local.
Tenés para todos los gustos, seguime que te vas a divertir y comentá siempre que quieras.
Un placer leerte por acá.
Abrazo.
Mauro
PD: La hija, tenía pinta de que se hacía la santa pero que sus amigos brasileros estaban dándole un "empujoncito" a España ;) Quién sabe, lo único objetivo: copada, aunque habló poco.
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