jueves, 11 de febrero de 2010
CDLXV: Nonsense
El producto del hombre y el sin sentido no es otro que un mundo de significantes. Palabras sueltas, como sonidos etéreos o chirriantes: ablahémines, dorchtikovf, aregnil, jjepehuét. Así, sin más; proponiendo matrimonio o condenando a muerte. Para qué escribir, para qué hablar, para que amar sin poder susurrárselo al oido mientras duerme... Para qué, si nada tiene significado, si nos adentramos buceando en el mar gélido del significante eterno. Salir a la superficie, a veces, es abrir los ojos inexplorados de otra percepción. El poder ambiguo de la ilusión de realidad.
Publicado por
Mauro Fernández
a las
0:13
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