lunes, 30 de enero de 2012

El apodo de tu vida

Regalo, sorteo y consigna. Sucesión lógica de los hechos que involucran dádivas corporativas. "¿Cuál es el apodo que siempre te hubiese gustado tener?", me preguntan. Las nubes tapan el cielo, la lluvia cae a cuentagotas. Fue en ese momento en el que yo, que siempre bregué por tener un apodo, cualquiera, insignificante, intrascendente, falto de gancho o cualquier halo de grandeza; finalmente me desperté del letargo con la certeza de que mi problema ha sido siempre el no querer ninguno con la suficiente firmeza. Todos = Ninguno. Mauro. Mauro Fernández. A veces, también Nicolás; de jamón.

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