como eterna es la mañana y cruento el despertar
Berretín de concreciones y estampidas por doquier
Dejan polvo como estelas de su arriada menester.
Madeja imponderable, jirón cíclico de existencia
De cara al sol o con la luna, abrazando su laringe
Siento endeble la hoja sobria del facón
de las hojas ya leídas que en presente sólo fingen.
Sueño etéreo que penetra aquel tamiz
la utopía inconsistente de flamear entre dos tierras
Desertifica el río árido vuestra sal ardiente.
Brasa austera cande en besos de cristal
Vive el fuego, arde vacua la ceniza de un zorzal
Oxigena el vasto incendio en que la llama, llora y disiente.
3 comentarios:
Jeje, será visitado.
guauu...zarpado en barroco.
tengo miedo de no entender nada o entenderlo demasiado
¿Y qué te daría más miedo, Mathilda, no tener idea o entenderlo tan profundo?
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