Un tono, una nota. En ese Si sostenido indescriptible, se funden cielo y tierra, emoción y tristeza; el llanto de un niño perdido y la algarabía idiota de la nobleza. El sonido del arpa con crujidos de agua dulce y marrón, donde naufraga el sueño de un mañana. Distinto. Ideal. Nuestro. Pasos lentos en pliego ascendente, que se conjuga en el infinito con la utopía no soñada de los profetas. Los elegidos.
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