Cuesta dejarte atrás. Abandonar tu inyección, dar un paso adelante y volver a cero. El ojo desnudo, la pupila midriática saludándose de lejos con el refulgir crónico de tus palabras. Pero todo pasa, leí alguna vez. Pasan las horas, se quiebran amores, despojan rencores, se alquila la habitación nupcial del corazón completo. Al partir los barcos y los botes, el oleaje asusta, y desde el abrazador calor de este Sol de finales, tu ser me ilumina. Me acompaña.
1 comentario:
Maravilloso Mauro!
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