jueves, 11 de junio de 2009

CCLIX: Poema egoísta

Me encuentro quieto, y en movimiento, 
cantando una purga desencantada. 
Alzando al cielo mi saña más venerada, 
un susrpiro, una mirada. 

Es letargo inconducente aquel adiós, 
una y mil veces, siempre adiós; 
la ignominia de ser firme vencido, 
por ser digno, por amor. 

Y en su llanto, ya tan mío,
sin palabras ni razón;
hoy no hay cuentos sin un tiempo de descuento,
sin su risa, sin perdón, sin pasión.

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