lunes, 6 de febrero de 2012

Peligro: niño al volante del desarrollo

Leo esto y broto: "Creo que es una cuestión de criterio y de madurez. Le puedo dar un auto a mi hijo para que salga a la calle siempre y cuando tenga la madurez suficiente para conducirlo con cuidado, es exactamente lo mismo, sin importar la edad que tenga."

¿Quién habla? Roberto Zenobi, presidente de la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros. A pesar de mi cólico vehemente ante semejante zafarrancho expresado por el susodicho, tengo una sensación ambivalente al notar que en palabras queda inscrito lo que yace bajo toda afirmación del sector minero: les importa un carajo la Ley vigente, en cualquier materia.

Lo que queda clarísimo con esta exposición del respetadísimo presidente de la CMEM es que, siempre desde su perspectiva monopólica y absoluta de la verdad, si ellos consideran que algo o alguien es lo suficientemente apto o responsable como para ejercer tal o cual función, importa un pepino si hay una Ley que regule lo contrario.

A Roberto no le importa la Ley de tránsito vigente.

A Roberto, y a sus colegas, no les importa en absoluto la Ley 7722 que prohíbe la explotación minera con lixiviación de cianuro y otros metales peligrosos, e incluso atentan contra ella en los tribunales.

A Roberto no le importa la Democracia ni la opinión del pueblo mendocino que sancionó, a través de sus representantes, y una activa y admirable participación cívica, una Ley que frena este tipo de emprendimientos.

Desde este humilde espacio virtual quiero felicitar a Roberto por dejarnos en claro a todos los argentinos que el sector minero juega un partido con sus propias reglas, donde el rival es maniatado y el árbitro viste casco amarillo con linterna.

No quiero dejar de enviar mis condolencias a las víctimas de tránsito que el hijo de Zenobi provoque cuando salga a la calle. O a los cerros cordilleranos.


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