martes, 9 de octubre de 2012

45 años después

Los aniversarios son excusas. Creo haberlo dicho en otro momento, pero son las excusas perfectas para recordar aquello que, durante el resto del año, postergamos. Este 9 de octubre que me encuentra cerquita de una histórica morada de la familia Guevara Lynch De La Serna, donde vida y muerte se unen como en un círculo, me lleva a observar detenidamente, a escuchar comprensivamente, varios capítulos de la vida de Ernesto Guevara.

Lejos del mítico Che, que nacía hace 45 años para transformarse más en un ícono pop que en realidad política, había un hombre cuyas prácticas, algunas, han trascendido su muerte aunque en menor escala que la foto de Korda. Korda evoca de algún modo todo lo pop, pero es la puerta de entrada al gran hombre. Aquel de bolsa en el hombro, domingos de trabajo voluntario, de firme estudio y dedicación, aquel líder ético. Porque para mí, si hay un ismo que me hace las veces de inspiración, sin dudas es el del guevarismo ético. No gastaré líneas hoy en justificar lo, quizás, equivocado. Levanto la bandera del hombre al que su país no le dio nada, ni lo reconoció jamás.

Y es en esta excusa anual, en este aniversario, mientras veo, escucho y escribo, que se me viene a la cabeza una mezcla del sueño de Ernesto de una Latinoamérica unida, con la frase del General Perón sobre el estado en el que el año 2.000 encontraría a la Argentina. Realmente, a pesar del tiempo transcurrido, las vidas perdidas, la sangre derramada; no encuentro respuesta sobre el estado en el que se encuentra nuestro continente.

¿Unidos bajo UNASUR, luchando contra los poderes económicos que promueven golpes de Estado al estilo Paraguay, y promoviendo Estados sólidos cerca de la ciudadanía, pero sin perder la mirada externa en la rentabilidad; construyendo a paso de tortuga mayor equidad social al mismo tiempo que sostenemos las bases del capitalismo más puro? 

¿O dominados por esas mismas corporaciones transnacionales que mueven hilos a su gusto tras bambalinas de lo que aparenta ser sólida fachada progre y esconde nada más que beneplácitos para el poder del capital; dominados por el pasado que otros usufructuaron y hoy queremos repetir como el mantra de un error perpetuado de crecimiento infinito y desarrollismo cueste-lo-que-cueste?

Me gustaría que alguna opción me inspire como el hombre que hace 45 años era asesinado. Me gustaría entender más a mi continente. Me gustaría dejar de pensar en barreras, fronteras y divisiones. Me gustaría creer que estamos caminando hacia ello. Me gustaría.






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