martes, 27 de septiembre de 2011

Enamorado



Hay cosas que no se dicen, otras que no se publican y tantas otras que ni se sienten. El amor y la pasión suelen ser dos sentimientos profundos que pueden cruzar cualquiera de esos estadíos -y siempre en los momentos más inesperados. Slavoj Zizek dice que el amor discrimina, es violento; por eso lo cito.

Hacia el mundo tengo sentimientos encontrados, pero generalmente, como dice Slavoj, es una especie de odio, de aversión. Pero sí, creo ir un poco más profundo en mí mismo -no me atrevo a decir que voy más profundo que Zizek, "en general"-. Creo que la génesis termina siendo, nos guste o no, un amor estúpido por la esfera habitada de seres despreciables, pero vivos; y como tales -como pares-, nos generan empatía y los amamos.

Ese amor idiota es el que nos hace ver la demencia y aborrecerla. Nos da asco -aunque ahora esté casi prohibido usar esa palabra- que el mundo sea tan, pero tan hijo de puta. Pero no es el mundo; somos los hombres, los pares. No los otros, los nosotros.

Allí es que del amor nace el odio, por hacernos tanto daño entre hermanos; por ser una especie suicida y ensimismada en un mundo inexistente que imaginamos en planos simbólicos, y al que otorgamos lugares impensados para toda lógica natural, para todo orden de cosas.

Más allá del mundo, del hombre y del asco, cada día elijo un ser humano de esa madeja horrible de la que sólo se destacan unos pocos hilos que nos acompañan en el camino. Esa mujer me permite decir, con pura violencia, soberbia y discriminancia que estoy enamorado. Que la quiero siempre. Que por semejanza da también al mundo otros colores, a sus cuerpos otras formas, y al dolor lo intensifica -porque hace también más intensa la belleza-.

Un ser solitario, un lobo de estepa que anda con las patas enlodadas y mirando de reojo al ser humano que lo amenaza con su presencia. El hombre estúpido siquiera anda el bosque porque teme a la fiera hambrienta.

Los tórtolos se cogen sin paz en medio del triste pantano.

Los hippies pasaron de moda

Vean este video que está circulando muy rápidamente por internet y medios de todo el mundo. Hoy escribí una nota para el blog de mi amigo Hernán Nadal sobre este tipo de intervenciones.



El futuro llegó hace rato, los nuevos medios conquistaron el mundo y Facebook está a la vanguardia de la revolución siglo XXI. La Primavera Árabe es un gran ejemplo de cómo el planeta y sus revoluciones se adaptan a los tiempos corrientes, enfrentando tiranías históricas con organización cibernética e intentos de protestas pacíficas que terminan en batallas insoslayables.
Distinto es el caso de las miles de organizaciones alrededor del mundo, que se proponen cambiar hábitos y políticas públicas desde la institucionalidad democrática; y así como es más simple, por no tener que enfrentar los fusiles de la tiranía, se encuentra con una pared urdida de intereses mediáticos, desinterés público, falta de recursos e inferioridad de condiciones. Hay que dar un paso adelante: los movimientos deben buscar nuevas y originales formas de “combatir el sistema”.
El “War is Over” de Lennon, la “Bed Peace”, las protestas no-violentas que algunas organizaciones  realizan desde los setenta contra el poder del establishment alrededor del mundo, fueron muy útiles el siglo pasado –muchas de ellas siguen siéndolo aún hoy, vean el caso de la “Red Carpet” en Copenhague.
Sin embargo, vos, lector, blogger, televidente y radioescucha; seguramente ya viste esa película y si bien podés ser afín, será raro que te levantes de la silla y te unas a una historia conocida que no sorprende por lo nuevo sino por lo espectacular.

(Leé el artículo completo en Listao)

lunes, 26 de septiembre de 2011

La estación de la furia

Adaptarse a los cambios -de eso se trata-. Amaro caminaba por una calle lluviosa que lo empapaba de nuevos aires y de alguna proeza inalcanzable. Essex Road parecía cada vez más lejana aunque estuviese ahí quieta e inmóvil, segundos después de la iglesia. Él se ahogaba, mientras tanto, en su vaso de agua soñando algún nuevo imposible. El tren pasaría a horario, el guarda estaría en su sitio. La noche caería, inexorable. Lo único impredecible era la lluvia, y el camino de sus pensamientos.

--
Soda Stereo | La Ciudad de la Furia

sábado, 24 de septiembre de 2011

Keep calm & you know...

Corría 1939, comenzaba la Segunda Guerra Mundial y el Ministerio de Información británico imprimía estos afiches para motivar a su población.




La tirada habría sido muy baja, su receptividad casi nula, y hoy por hoy sólo hay dos afiches originales en el dominio público. Entrando al nuevo milenio, la cultura pop lo llevó a la inmortalidad, como se hace con los grandes íconos que pasan a la posteridad por hacerse humor y cotidianidad. Jugando con ese humor, el arte moderno hace de un ícono nefasto, una pieza tanto más realista.



......
Stereophonics | Dakota

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Señales de importantes cambios desde Alemania

Comparto con ustedes un excelente artículo del sociólogo alemán Ulrich Beck sobre el plan de abandono de la energía atómica que lleva adelante el gobierno de su país natal.

"Las nucleares privatizan los beneficios y socializan los peligros. Si sus empresas estuvieran obligadas a suscribir pólizas de seguros por el riesgo que generan, se acabaría el cuento de la electricidad nuclear barata

Os habéis quedado solos, afirma el ecologista estadounidense Stewart Brandt, con referencia a los planes de Alemania de abandonar la energía nuclear. Y añade: Alemania actúa de forma irresponsable. No podemos renunciar a la energía nuclear por razones económicas y por la amenaza de los gases de efecto invernadero.

Sería absurdo suponer que Alemania, al decidir dar un vuelco a su política energética, se despide del concepto europeo de modernidad y se adentra en las oscuras y boscosas raíces de su historia intelectual. No es la irracionalidad alemana la que ha ganado, sino la fe en la capacidad de aprendizaje y creatividad de la modernidad en el trato con los peligros de los que ella misma es responsable.

Los adalides de la energía nuclear basan su juicio en un concepto de riesgo inmune a la experiencia, que, irreflexivamente, confunde la era de la industrialización temprana con la era atómica. La racionalidad de los riesgos parte del supuesto de que puede darse el peor caso concebible y de que debemos tomar medidas cautelares frente a él. Por ejemplo, si se nos incendia la techumbre, vienen los bomberos, el seguro nos resarce, se han tomado medidas para la eventual asistencia sanitaria, etcétera. Trasladado a los riesgos de la energía nuclear, eso querría decir: incluso en el peor de los casos, nuestro uranio solo emite radiación durante unas pocas horas, no durante miles de años; tampoco es necesario evacuar la población de una gran urbe cercana. Eso, naturalmente, es absurdo. Quien después de Chernóbil y Fukushima siga afirmando que las nucleares -francesas, británicas, estadounidenses, chinas, etcétera- son seguras, ignora que, empíricamente, hay que extraer la consecuencia exactamente opuesta: solo una cosa es segura, el próximo accidente nuclear a gran escala.

Quien asegure que en las grandes instalaciones técnicas no puede haber un riesgo nulo (lo que es cierto) y saque de ahí la conclusión de que los riesgos de la utilización limpia del carbón, la biomasa, la energía hidráulica, el viento y el sol, por un lado, y el de la energía nuclear, por otro, son, aunque diferentes, comparables, intenta escamotearnos el hecho de que sabemos con toda exactitud qué ocurre cuando se funde el núcleo de un reactor. Sabemos durante cuánto tiempo existirán emisiones radiactivas, qué hacen el cesio y el yodo con las personas y con el ambiente y cuántas generaciones sufrirán en el caso de que suceda lo peor. Sabemos también que estas dimensiones no son equiparables a las consecuencias temporales, espaciales y socialmente delimitadas de las energías alternativas y renovables.

¿Y qué decir de los seguros? Curiosamente, en el imperio de la libre economía de mercado, es decir, precisamente en Estados Unidos, la energía nuclear fue la primera industria de socialismo estatal... al menos en lo tocante a los costes de los errores. Los beneficios acaban en bolsillos privados, los riesgos se socializan, es decir, se derivan a las generaciones futuras y a los contribuyentes. Sin embargo, si la legislación obligara a que las empresas de energía nuclear suscribieran pólizas por el riesgo que generan, eso supondría el fin del cuento de la electricidad nuclear barata. El concepto de riesgo del siglo XIX aplicado a la energía nuclear de comienzos del XXI es una categoría zombi, una categoría que nos hace ciegos a la realidad en la que vivimos. No solo no es irracional el abandono de la energía nuclear: lo que es irracional es seguir respaldándola después de Fukushima, ya que se basa en un concepto anticuado de riesgo que se inmuniza contra la experiencia histórica.

Ninguna otra nación industrial se ha embarcado en un abandono tan rápido de la energía nuclear como Alemania. ¿Estamos ante un acceso de pánico exagerado? No. No es el "miedo alemán". ¡Es la economía, estúpido! La energía nuclear se hará más onerosa a la larga; la renovable, más barata. A los alemanes lo que les impulsa es un miedo astuto. Olfatean las oportunidades económicas del mercado mundial del futuro. En alemán, el vuelco energético es sinónimo de empleo. Un cínico podría decir: dejemos que los demás sigan en su orgullosa falta de miedo; eso termina resultando en estancamiento económico e inversiones fallidas. Los paladines de la energía nuclear se ciegan el camino hacia los mercados del futuro, al no invertir en la alternativa de los productos que ahorran energía y en las energías renovables, como tampoco en universidades, carreras profesionales e institutos de investigación "verdes".

A comienzos del siglo XXI, la situación es comparable a la de otras rupturas históricas en materia de abastecimiento de energía. Imaginemos que hace 250 años, en el arranque de la primera revolución industrial, la gente hubiera desoído el consejo de invertir en carbón y acero, máquinas de vapor, telares mecánicos y ferrocarriles. O que, hace 50 años, se hubiera despreciado, como muestra del "miedo americano", la súbita inversión de los estadounidenses en microprocesadores, ordenadores, Internet y los nuevos mercados que inauguraron esas tecnologías de comunicación. Hoy estamos ante un momento histórico similar. Quien abriera a la explotación a través de la energía solar siquiera una parte de los desiertos podría cubrir la demanda energética de toda la civilización. Nadie puede apropiarse de la luz del sol, nadie puede privatizarla o nacionalizarla. Cualquiera puede explotar y beneficiarse por sí solo de esa fuente de energía. Algunos de los países más pobres de la Tierra son "ricos en sol".

La energía nuclear es jerárquica y antidemocrática. Exactamente lo contrario puede decirse de las energías renovables, como la eólica o la solar. A quien obtenga su energía de una central nuclear se le cortará el suministro eléctrico si no paga la factura. Nada semejante puede ocurrirle a quien obtenga su energía de placas solares instaladas en su casa. La energía solar hace a la gente independiente. Está claro que esta libertad de la energía solar pone en cuestión el monopolio energético de la energía nuclear. ¿Por qué los estadounidenses, británicos y franceses, que tanto valor atribuyen a la libertad, son ciegos a estas consecuencias emancipatorias del vuelco energético?

Por doquier se anuncia y lamenta el final de la política. De forma paradójica, la percepción cultural del peligro puede obrar justo lo contrario, el final del final de la política. Quien quiera entender lo que digo puede recurrir a las ideas que John Dewey expuso ya en 1927 en The public and its problems. Según Dewey, una opinión pública capaz de transcender las fronteras y animada del poder de constituir una comunidad no surge de las decisiones políticas, sino de las consecuencias de las decisiones que son existencialmente problemáticas en la percepción cultural de los ciudadanos. De este modo, un riesgo percibido como tal por la opinión pública impone la comunicación entre aquellos que quizá antes no tuvieran nada en común. Hace recaer sobre ellos obligaciones y costes frente a las que se defienden, frecuentemente con la ley de su parte. En otras palabras: precisamente aquello que muchos creen tener que atacar como sobrerreacción histérica frente al "riesgo" de la energía nuclear es un paso de vital importancia que posibilita que el vuelco energético se convierta en un vuelco democrático.

Las estrategias de actuación que abre el potencial catastrófico de la energía nuclear frente a las alternativas realistas de las energías renovables subvierten el orden que se ha originado en la alianza neoliberal de capital y Estado. Ante la amenaza de catástrofe nuclear, adquieren poder Estados y movimientos surgidos de la sociedad civil. Simultáneamente pierde poder la industria nuclear, puesto que las consecuencias de las decisiones de inversión ponen en peligro la vida de todos. Por el contrario, se le ofrece una oportunidad histórica a esa novedosa coalición entre los movimientos de la sociedad civil y el Estado, tal como la vemos ahora en Alemania. También desde el punto de vista de la política de poder tiene sentido el cambio de política energética. Solo un Gobierno conservador, cercano al mundo de la economía, puede llevar a cabo tal vuelco energético.

Quien critique el abandono de la energía nuclear por parte de Alemania podría ser víctima del error de la oruga: cuando se encuentra en plena metamorfosis, la oruga podría lamentar la pérdida del capullo que la envuelve porque aún no percibe la mariposa de la energía renovable en la que se está convirtiendo."

Ulrich Beck
Elpais.com

Feliz Primavera, Latinoamérica



Qué raro es estar tan lejos de casa, tanto que leo festejos y saludos de primavera cuando me está llegando el otoño. Dan ganas de estar tirado en Parque Thays como aquella vez en la que Callejeros volvió a tocar y mi radio estaba conectada con el Chateau Carreras para oír esas primeras últimas palabras: ese que la chupen los caretas. Pero emocionándome también con un Rocanroles sin Destino que fue perfecto para la más vívida remembranza.

Ahora en el ombligo del mundo escucho Calle 13 sin parar, siento la sangre latina corriéndome por las venas abiertas, cuando el saqueo, el extractivismo y el corazón más amado y amable se amalgaman en una extensión magnífica de múltiples climas y culturas.

Latinoamérica unida es un sueño pergeñado en el corazón de los líderes que supieron ver hace siglos la potencia que subyace la Cordillera y la Amazonía, los ríos y los páramos, metiéndose inquisidora en las angostas calles de las favelas brasileras y los barrios marginales de Puerto Rico; explotando como puntal en la sonrisa de cada cubano, haciéndose canción en las letras de Discépolo y gritándole al mundo que acá estamos.

Feliz primavera le deseo en mi 21S patas para arriba, a la tierra que amo y que añoro. Que florezca la América que soñó San Martín, Bolívar y el Ché. Que renazca la América originaria.

Feliz otoño para mí, cuando las hojas se vuelan y todo se hace más frío lejos de casa.



"Si fuéramos capaces de unirnos, qué hermoso y cercano sería el futuro"
Ché

martes, 20 de septiembre de 2011

Nuevo Two and a Half Men - Capítulo 1

Muchos lamentamos la pérdida de Charlie, así que acá va el capítulo entero de su "muerte" y la entrada en escena de Walden Schmidt.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Sentir el instante de este infinito

Hay que sentir más. Hace un rato me brotaba poesía, escupía los versos más dulces esta noche; ya no. Ahora la simpleza de no querer un ser detenido (el pare-ser), sino uno en constante movimiento. Allá ando, lejitos y moviéndome. No quiero amordazar la profundidad con el silencioso genocidio del confort o el aburrimiento. Quiero que el culo me ande con moscas. Quiero la playa desnuda y el mundo, uno nuevo. Los llantos, rebelándose a las pestañas y saltando al mundo como la gota aplastada de Julio -e imprescriptiblemente de sí misma-. De París, ya escribiré. Allí nació mucho de todo estó -o volvió a vivir, a decir verdad-.

Nous embrasions l instant; l'infinit commence au jour d'hui.





Montmartre, París. Septiembre 2011

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Con el corazón en la boca

La energía nuclear somete a los pueblos a vivir con el espanto. Sirenas acostumbradas a avisar derrames radiactivos que no distinguen simulacros, pastillas de yodo permanentemente al alcance de la mano, protocolos de seguridad insuficientes, y el miedo, sospecha instalada al saber que no toda la verdad es transmitida y que no siempre suenan las bocinas anunciando escapes radiactivos considerados menores.

¿Es posible vivir así? Puertas y ventanas cerradas, rendijas selladas, y en algunos casos instalados en sótanos herméticos, incomunicados por tiempo indefinido, ignorando cuando “concluirá el bombardeo” (sin guerra a la vista)

No hay sitio con planta nuclear en el planeta que no emita escapes radiactivos al ambiente. No hay central atómica o instalación nuclear relevante que no haya colapsado en algún momento. Se dirá -como siempre- que el impacto es insignificante, se ocultará que la radiación es sutil, sin olores que la declaren, sin color, formas, dimensión, pero girando caprichosamente en la campana bioesférica del planeta. Se evitará informar que la radiación es acumulativa, axioma que la define como la primera causa mutante, que habrá de sumarse en mínimas dosis a la ya capturada por nuestro organismo en las células de información genética. Se la intentará comparar con la radiación de fondo y dirán que es menos peligrosa que la placa radiológica del dentista.

De inmediato sobreviene el silencio oficial, una alfombra cubre las instalaciones dañadas y “confirmarán” que no ha pasado nada; reconocerán sin turbarse que muertos y contaminados son inmolaciones inevitables del progreso, a pesar de territorios perdidos para siempre, inhabitables por milenios, ecosistemas alterados, como el japonés de Fukushima o el ucraniano de Chernobyl.

¿Es posible vivir así? Los habitantes del pueblito francés de Codolet, o los de Chernobyl, Fukushima o Three Mile Island, saben ahora que la rutina de las sirenas puede ser el aviso tardío a efímeros sobrevivientes.

Esta vez la señal “no era para los habitantes franceses del municipio de Marcoule -se les dijo- sino para los empleados de la planta”, relativizó el funcionario. Codolet es el dormitorio de trabajadores del depósito y de la planta de reprocesado de residuos radiactivos, fábrica de las primeras bombas atómicas francesas, también centro de investigación y producción de combustible para centrales nucleares, con óxido de uranio y plutonio; se halla a orillas del río Ródano que vierte en el Mediterráneo, cloaca de la Europa ancestral, colapsada hoy por la caída de las bolsa de valores y una economía neoliberal agonizante; en ese marco el fantasma de la radiación es otra realidad.

Europa duerme sobre racimos atómicos, con 148 reactores nucleares activos en 16 países, plantas obsoletas la mayoría de segunda generación con su vida útil en el límite (prolongada en el tiempo a pesar del riesgo); tiene la tercera parte de los 442 reactores que funcionan en 30 países; sólo en Francia hay 58, le siguen Gran Bretaña con 19, Alemania 17, Suecia 10, España 8, Bélgica 7 y República Checa 6, etc. (Estados Unidos tiene 104 plantas nucleares, Rusia y Ucrania 47, Japón 54).

En todas ellas, el hombre y la robótica deberán funcionar sin error alguno, la fatiga de materiales debe ser detectada a tiempo, no se permiten omisiones, pasos saltados, modorras o desatinos. Hace cuatro décadas El premio Nobel de Físíca, Hannes Alfven advertía que “la energía de fisión es segura sólo si un número de aparatos críticos trabajan como debieran, si un número de personas en posiciones claves siguen todas sus instrucciones, si no hay sabotajes, ni pérdida de los transportes; si ningún reactor de combustible, planta procesadora o planta reprocesadora o repositorio, en cualquier parte del mundo, esté situado en una región de desórdenes o guerrilla y ninguna revolución o guerra –así sea convencional- se dé en esas regiones. Las cantidades enormes de material extremadamente peligroso no deben ponerse en manos de gente ignorante o desesperados, no pueden permitirse casos fortuitos” (Bulletin of the Atomic Scientists, mayo 1972).

Mientras tanto, miles de toneladas de residuos radiactivos de alta actividad continúan sin gestión definitiva; fracasaron cientos de cementerios nucleares con radionucleidos de 250.000 años de vida que surgen diariamente de los reactores de fisión y comparten el mismo hábitat humano. El tecnócrata no sabe aún como desprenderse de la escoria radiactiva que produce en cada segundo de fisión nuclear, pero se atreve a ponerle precio al kilovatio hora nucleoeléctrico. Millones de habitantes de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires viven aguas abajo de las centrales nucleares argentinas de Atucha y de un plan nacional que contempla construir dos reactores más en el lugar.

¿Es posible vivir así?

No dieron a elegir y los barones del átomo globalizaron negar el debate.



--
Autor:

Javier Rodríguez Pardo, (Bs. As. 12 de septiembre 2011)
Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH)
Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE)
Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC)
Contacto: +54 911 6748 5340 | machpatagonia@gmail.com
www.renace.net

martes, 13 de septiembre de 2011

15 Highlights de Londres

A catorce días de mi arribo al viejo continente, a la bellísima ciudad de Londres, sólo me propongo plasmar algunas, casi prematuras, impresiones iniciales:




1. La cantidad de aviones que hay en el aire cada vez que mirás al cielo -en cualquier momento-, es increíble.

2. V for Vendetta no describe un escenario tan futurista, en este futuro que llegó hace rato.

3. El criterio estético/artístico que tienen los británicos es envidiable. Eso explica su liderazgo en cuestiones artísticas, y puede verse desde la calidad musical en una Blues Jam de Camden Town hasta las cúpulas del Parlamento o de Westminster Abbey.

4. El transporte funciona a la perfección. Underground, Overground, National Rail, Buses, Cycling; todo es fácil, cómodo, limpio y rápido.

5. ¿Qué pasaría si el Thames estuviera en el estado del Ganges, o de nuestro amado Riachuelo? ¿Llegará el momento en el que los países contaminadores paguen las consecuencias?

6. El Museo Británico es la expresión más maravillosa del saqueo universal histórico. Pero para el burgués turista, ¡qué cosa divina! Si tan sólo pudiera estar en Grecia S.VII a.C. otra sería la historia. Por lo menos es gratis.

7. Creo que entendí qué es eso que llaman el Primer Mundo, al ver en el lapso de tres horas:
I. Dos Ferraris,
II. Un zeppelin de Good Year (como el inflable que tenía cuando era chico),
III. Las payasescas galeras de los guardias reales,
IV. La magnitud del Palacio de Buckingham,
V. Cuatro limosinas ridículamente pomposas,
VI. Las reliquias del Hard Rock Café,
VII. La oferta de un iraquí para que le compre... stuff,
VIII. Un boceto alucinante de da Vinci en la National Gallery,
IX. Gente durmiendo en la calle.

8. Las peleas entre ciclistas y colectiveros son universales. A las puteadas, provocándose y el colectivero amenazando bajarse para entrar a repartir roscazos. Toda coincidencia con la realidad es pura coincidencia.

9. Los restaurantes te cobran el pan; la gente duerme en la calle.

10. Cruzando el Waterloo Bridge, mirando el London Eye, el Big Ben, el Parlamento, y el Thames; tuve una epifanía sobre mi devoción por Cuba y una sensación de tristeza me invadió al recordar los cambios estructurales anunciados en abril, en la última asamblea del Partido Comunista Cubano. La gente, en Cuba, no duerme en la calle.

11. Amo las vacaciones en la playa, acompañado por el cuerpo que mejor me calza.

12. La familia se hace extrañar a la distancia.

13. CARPE DIEM.

14. Es extremadamente cosmopolita. Alegra ver gente de todos los colores, razas y tamaños, manteniendo sus formas y sus credos. El musulmán no anda con chupines y remeras de I love London, sino con túnica y correspondientes ornamentos; el yankee con remeras de basquet enormes escuchando Hip Hop al palo en los auriculares; los orientales vestidos "a lo oriental"; los judíos ortodoxos, como en todos lados (ellos sí que siempre mantienen sus formas); y podría seguir largo rato. El nivel de tolerancia -para caminar juntos por las calles de Londres, porque la política exterior es otra historia-, es destacable.

15. Londres es la cuna y madre de la civilización occidental moderna. Esa civilización que:
I. Alienta un sistema hostilmente competitivo de supervivencia, pero si perdés, te da un techo y un pancito para que vivas como el orto, pero vivas y te acuerdes que el gobierno de turno te lo está regalando porque es copado. Y si querés instalarte en otro lado, te echa a patadas en el culo,
II. Por lo tanto, margina;
III. Te vigila, donde sea que estés, por el bien de la Nación -y que Dios salve a la Reina-,
IV. Te encierra en tu mundo perfecto, en la belleza urbanística -macrista-, para no mostrarte la cara oscura de las guerras que promueve, de los muertos que genera, de las colonias que aún ostenta, administra y explota,

pero, acá funciona bastante mejor que en otros lugares. La sociedad de consumo extremadamente individualista que, de todas maneras, es muy linda.

Bonus track (actualizado 14.09.11, 12:23hs): Impresiona la increíble flora y fauna que hay desplegada por toda la ciudad. ¡Y eso que estamos entrando en el otoño! Ayer me lo recordó un zorro al llegar a la casa donde estoy viviendo, pero ya vi a un zorro durmiendo arriba de un árbol, ardillas en los parques y plazas, y flores desplegadas por las fachadas de una buena cantidad de edificios. Linda convivencia.



Así estamos, admirando un lugar increíble, una ciudad magnífica, pero con muchos sentimientos encontrados. Pasar de La Habana a Londres en seis meses, es un choque estructural -y cultural- importante. Qué cosa bárbara el planeta.

Homeland or Death.