jueves, 25 de noviembre de 2010

DLXXXIX: Luz del horizonte

Es el elíxir sublime del horizonte donde descansa, azul, un destello de anhelos sensatos e imperecederos. Sentires de añares y centurias, de rayos y centellas y llamas inextinguibles lamiendo de fuego los muros de tus castillos constitutivos. Erosión ardiente del ladrillo pulverizado bajo tu vuelo. Encarnizamos la luz estelar de un mañana alcanzable y posible, efigies mutantes y vivas de los amores eternizados en un dueto infalible y certero. Aves de alto vuelo, gaviotas por momentos. Rasantes cada tanto, danzando el vals del viento entre las nubes y los dioses pasados. Quetzalcóatl sonríe, se realiza. Se hace estrellas y se funde con la nada y nuestros cuerpos. Y en el excelso devenir de las almas comulgadas, somos luz y vida eterna.

martes, 23 de noviembre de 2010

DLXXXVIII: Elecciones exitosas

"Hay dos formas de hacer las cosas: bien o mal. No hay término medio. Me parece que si uno se levanta para pintar con alegría y pone la carga emocional en la obra no está garantizado el éxito económico. Sí está garantizado el éxito en la elección de vida que uno toma. Yo me levanto y soy una persona feliz porque trabajo en algo que me gusta."

Milo Lockett

jueves, 18 de noviembre de 2010

DLXXXVII: Felicidad

Ablandar cada nervio, suspirar en exceso. Retazar las historias de un futuro incipiente, la algarabía de soñarse comulgados de pasión. Abrazar ese cuerpo hasta sentirle el alma que siempre escapa, vuela alto y te embaraza de ilusión. Besarse con ternura bajo el umbral de la felicidad. Acariciar esas yemas con las mismas yemas de tus dedos, emparentarse. Agradecerse hasta un suspiro inherente al amor, imantado al deseo de sentirse indivisiblemente acorazados. Alunizar travesías demenciales, exponenciadas en cada verso recitado y en la tristeza de nuestros ojos que se hace una y se siente vencida; se aleja, nos abandona. Amando el momento amado. Aletargando un adiós que jamás llegará, porque soñar no cuesta nada y porque el final es, por tal, principio. Sintiendo emoción y pertenencia de una entidad imaginada. De la bendición de los santos conspicuos que detentan por sobre nuestras voluntades el destino inmediato del momento presente. Caminando hacia nuestro Norte. Besando tu alma eterna hasta el inasible sosiego del placer compartido.

DLXXXVI: El derecho de soñar

"La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse bien pegaditas, espalda contra espalda. En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria. La Iglesia también dictará un décimo mandamiento que se le había olvidado al Señor: amarás a la Naturaleza de la que formas parte. Todos los penitentes serán celebrantes, y no habrá noche que no sea vivida como si fuera la última, ni día que no sea vivido como si fuera el primero."

Eduardo Galeano

martes, 16 de noviembre de 2010

DLXXXV: La vaca

La vaca muge y anda, ignorante e inconciente de su certero y fatídico destino. O quizás lo sepa, igual que todos nosotros, y su ignorancia -sacra eterna inocencia- pase más bien por confiar y querer a aquel que, incesantemente, la alimenta con rigurosidad y en cuantía. Sentires ajenos al raciocinio y el conocimiento empírico de un futuro zigzagueante y sin sendero delimitado. Como ha de ser, sin saber; tristes gotas de vida efímera, exiguos transeúntes del peregrinar constante de la sangre planetaria.

DLXXXIV: Poder, Algún Rayo

jueves, 11 de noviembre de 2010

DLXXXIII: Sin título

"Quiero tener un jardín de lápices lleno de chicos solidarios. No quiero más estos baldíos de abandonos y soledades absurdas. Un jardín todo lleno de vida; como los pibes que paran escuelas; un palacio donde la voluntad se acurruque en el alma de una fe que ya no tengo y sin embargo conservo la esperanza de que algún día vuelva."


José María Rodríguez
Hecho en Bs As - Nov '10

lunes, 8 de noviembre de 2010

DLXXXI: El monstruo que crece

El sendero se angosta al acercarte al precipicio. Barranco vacuo, sólo conformado por los sinsabores pasados en el incesante repiquetear de las metrallas a mansalva. De las sombras, las certezas. Del hastío aquella lágrima. Par al cuadrado de hilvanadas soledades, encontrándose una a una en los espacios que el destino les depare. Las garras del ser que mastica carne ajena crecen desde las tinieblas, y en su estela va dejando los cariños de un Estocolmo hipocondríaco. Marfiles sangrantes e insaciables, se aparecen recurrentes ante el espejo, retornando indemne al desafío inesperado. El virus de su entraña se disipa infectando de tiniebla el inframundo paralelo. Pasos perdidos tras su huella, pisando sin quererlo los talones esquivados. ¿Y por qué tanto hastío? ¿Por qué no volver a cagármele de risa en la cara al tirano hostil que marchita la primavera; al Rey Momo que con su ojo panóptico licúa las sonrisas de nuestro carnaval? Porque asquea, irrita, insiste. No dejar de serme fiel, ni por el monstruo que crece, ni por las rosas que quiera regar en mi jardín o las crisálidas que, acongojadas pero expectantes, devienen en bellas mariposas.